Autor:
Fritz Du Bois (*)
El primer sondeo de opinión, a nivel nacional, desde que el Gobierno entró en funciones, nos presenta a una población muy esperanzada en que Humala dejará un país mejor cuando concluya el mandato que recién ha iniciado.
Las expectativas, por tanto, son bien elevadas, y será fundamental para consolidar su credibilidad el no defraudarlas durante la luna de miel del primer año.
Para lograrlo, Humala deberá tener muy claro qué es lo que realmente quiere el ciudadano, y en la encuesta se refleja que un manejo económico adecuado, el mejoramiento de la seguridad ciudadana y el combate a la corrupción son los tres temas que, por un margen amplio, son los que más les interesan a los peruanos.
Así que le están señalando los asuntos que consideran prioritarios y que debería de manejarlos implementando la hoja de ruta de la segunda vuelta, ya que el documento inicial –La Gran Transformación, más conocido como “el trasnochado”– tiene un masivo rechazo.
Asimismo, existe mucha preocupación por la influencia que podría ejercer su entorno familiar en el Gobierno. Ello parece justificado si consideramos los incendiarios pronunciamientos que, a diario, vienen dando tanto su padre como su hermano, este último increíblemente desde la prisión de máxima seguridad donde está recluido por los asesinatos ocurridos durante el 'Andahuaylazo’. No hay duda de que la familia del presidente es un lastre, y él debería desmarcarse de ellos antes de que lo arrastren.
Por otro lado, para no defraudar al electorado, debería archivar definitivamente algunas propuestas que son impopulares, pero que él aún sostiene, como el retorno a la Constitución del 79, que solo sería apoyado por la décima parte de los peruanos.
Más aún, la inmensa mayoría desea continuar con la actual Constitución, lo cual demuestra que se han dado cuenta de que al Perú le ha ido bien durante las casi dos décadas de su vigencia. Mientras que la anterior coincidió con una de las etapas más dramáticas de nuestra historia republicana. En realidad, la obsesión por volver al libro de ayer la tienen solo algunos políticos interesados en saldar cuentas con adversarios.
Por ello, Humala debe enviar al tacho la intención de regresar a la anterior Constitución y, así, recuperar la confianza de la inversión. Eso lo colocaría en una mejor posición para cumplir con la expectativa de la población: que la calidad de vida del ciudadano mejore durante su mandato.
Las expectativas, por tanto, son bien elevadas, y será fundamental para consolidar su credibilidad el no defraudarlas durante la luna de miel del primer año.
Para lograrlo, Humala deberá tener muy claro qué es lo que realmente quiere el ciudadano, y en la encuesta se refleja que un manejo económico adecuado, el mejoramiento de la seguridad ciudadana y el combate a la corrupción son los tres temas que, por un margen amplio, son los que más les interesan a los peruanos.
Así que le están señalando los asuntos que consideran prioritarios y que debería de manejarlos implementando la hoja de ruta de la segunda vuelta, ya que el documento inicial –La Gran Transformación, más conocido como “el trasnochado”– tiene un masivo rechazo.
Asimismo, existe mucha preocupación por la influencia que podría ejercer su entorno familiar en el Gobierno. Ello parece justificado si consideramos los incendiarios pronunciamientos que, a diario, vienen dando tanto su padre como su hermano, este último increíblemente desde la prisión de máxima seguridad donde está recluido por los asesinatos ocurridos durante el 'Andahuaylazo’. No hay duda de que la familia del presidente es un lastre, y él debería desmarcarse de ellos antes de que lo arrastren.
Por otro lado, para no defraudar al electorado, debería archivar definitivamente algunas propuestas que son impopulares, pero que él aún sostiene, como el retorno a la Constitución del 79, que solo sería apoyado por la décima parte de los peruanos.
Más aún, la inmensa mayoría desea continuar con la actual Constitución, lo cual demuestra que se han dado cuenta de que al Perú le ha ido bien durante las casi dos décadas de su vigencia. Mientras que la anterior coincidió con una de las etapas más dramáticas de nuestra historia republicana. En realidad, la obsesión por volver al libro de ayer la tienen solo algunos políticos interesados en saldar cuentas con adversarios.
Por ello, Humala debe enviar al tacho la intención de regresar a la anterior Constitución y, así, recuperar la confianza de la inversión. Eso lo colocaría en una mejor posición para cumplir con la expectativa de la población: que la calidad de vida del ciudadano mejore durante su mandato.
(*) Periodista - Analista Político
Director Diario Peru21
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