miércoles, 22 de agosto de 2012

COLUMNA DE OPINIÓN


 
Soberanía energética y retorno a la producción petrolífera
 

Durante los privatizadores años 90, en el Perú se impuso como elemento central de la política económica la idea de que los recursos naturales, como los Hidrocarburos, si bien constitucionalmente pertenecen a la Nación, en la práctica son de facto propiedad del privado que los explota, debiendo reducirse al mínimo la injerencia estatal, lo que implicaba eliminar la participación directa del Estado en la explotación de dichos recursos
 
Esta es una idea cuya validez hoy en día ha sido sepultada por la realidad, con una renovada presencia estatal en sectores productivos claves. En particular, destaca el auge mundial de empresas públicas y semipúblicas de Hidrocarburos, mediante las cuales se multiplica la participación de los estados en la producción y comercialización del gas y el petróleo. Ello se explica porque los Hidrocarburos son un recurso estratégico cuya importancia económica y geopolítica no puede ignorarse; y, por ello, los gobiernos nacionales buscan tener capacidad de decisión sobre su uso y manejo.

Así, revisando cuáles son las 10 empresas petrolíferas con mayores reservas probadas de petróleo a nivel
mundial, constaremos que todas son estatales o con participación estatal. LatinoAmérica no es una excepción a este fenómeno y por todo el subcontinente, incluyendo el Perú, operan petroleras estatales. PETROBRAS de Brasil, ENAP de Chile, ECOPETROL de Colombia, son solo algunas de las muchas que hoy en día operan en nuestro territorio explotando y comercializando Hidrocarburos.

¿Y qué hay del
estado peruano?. Ciertamente, tenemos a PETROPERÚ, que por su volumen de ventas e ingresos es LA PRIMERA empresa del país. Pero, recordemos que desde los años 90, cuando se privatizaron los lotes petrolíferos, PETROPERÚ solo ha participado en la refinación. Al haber sido excluida de la producción; que es donde está la carne y las ganancias del negocio; PETROPERÚ se ve obligada a adquirir el petróleo que refina a precio de mercado; lo que se traduce en bajos márgenes de rentabilidad y alta vulnerabilidad ante la volatilidad en los precios internacionales.

Otro gallo le cantaría a PETROPERÚ si pudiera participar en los lotes petrolíferos, pues al producir y refinar su propio petróleo, disminuirán dramáticamente sus costos, elevando su rentabilidad e incrementará su aporte a la caja fiscal, todo lo cual fortalecerá su autonomía y su capacidad de contribuir al desarrollo nacional. Así, la vuelta de PETROPERÚ a la producción, en asociación con empresas públicas y privadas, es un tema urgente, de garantía de intereses nacionales y soberanía energética, que debería estar por encima de cualquier consideración ideológica.

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