miércoles, 8 de febrero de 2012


A C T U A L I D A D


PROTEJAMOS EL COSTO DE VIDA


 La primera prioridad de los gobiernos tanto regionales como municipales, ahora que comenzó el temible proceso de lluvias, es concentrar toda su atención, esfuerzo y recursos para atender las demandas urgentes que ellas provoquen.  La recomendación pasa por suspender agendas de viajes y actividades festivos de diferente índole, y aplicar una agenda de emergencia que permita poner tranquilidad en la población frente a cada precipitación pluvial que trae consigo miles de amenazas.

En un segundo lugar de prioridades, se debe cuidar que las dificultades que traen las lluvias como interrupciones de carreteras, bloques, huaicos y otros, animen a los especuladores a incrementar a su renegado criterio los precios de alimentos, servicios, acarreos de uso emergente.  La especulación y la escasez ficticia provocada, hay que mantenerla bien chequeada y a raya, por parte de todas las autoridades que deben asumir con el máximo de responsabilidad en esta emergencia que afecta a todo el país.

Hay que procurar agenciarse de un pool de maquinarias que permanentemente se esten ocupando en descongestionar los mercados, carreteras afectados y anegados por los huaicos que contrae las lluvias.  Si a los proveedores, transportistas que abastecen a la población con alimentos frescos como carnes, frutas, verduras, se les brinda estas facilidades, no se daría lugar ni margen para que se registren despropósito en los precios al consumidor.

Las oficinas de las gobernaciones, municipalidades, fiscalías, policías, defensa civil, serenazgo deben constituirse en estado de alerta.  Recordemos que existen otros pueblos hermanos en el sur del Perú que vienen sufriendo peores consecuencias, pero su autoridades no se duermen en sus laureles y precisamente por sus capacidades cuentan de inmediato con la visita y asistencia de Ministros y otras primeras autoridades del gobierno nacional.

Por otro lado las empresas de servicios como: el abastecimiento de agua para la población, la energía eléctrica, proporcionalmente esten atentos respondiendo con eficacia e idoneidad.  Muy peligroso sería que desde las primeras lluvias y/o otras eventualidades, la ciudad quede desabastecida de estos importantes servicios como ocurrió en 1983.  Como se dice comunmente: "en guerra avisada no muere gente", y la responsabilidad dice que después de cada proceso de lluvias, las empresas del agua y de la energía eléctrica, verifique a fondo el estado de sus equipos y  provoquen la potenciación de los mismos.

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