viernes, 14 de junio de 2013

O P I N I Ó N

Agoreros del desastre
 
 
Diego García SayánHay siempre personas pesimistas frente al futuro. Pero eso es muy distinto de quienes fantasean sobre futuras catástrofes nacionales, distorsionando la realidad, en supuesto nombre del “interés general” o “nacional”. Pero, en realidad, en oculta representación de ciertos intereses privados. Frente a conductas así, el Estado y la sociedad deben manejarse adecuadamente frente a eso, expresando, allí sí, el interés general y respondiendo con firmeza. Hay varios ejemplos de esto pero se me ocurren dos.
 
Uno es el del alarmismo sobre el futuro económico nacional del Perú con afirmaciones y “pronósticos” irresponsables. Recordemos, por ejemplo, lo que dijo hace varios meses uno de los más conocidos y visibles lobbistas en el Perú. Personaje quien, pese a su “irrenunciable” e irrenunciada nacionalidad estadounidense, persiste en su ambición de ser candidato presidencial, a cualquier precio, para ello suele nutrir su protagonismo con múltiples declaraciones irresponsables y a como dé lugar. Por ejemplo, con la monserga de los “miles de terroristas” liberados por Paniagua o por Toledo, sin que este lobbista fuera capaz de dar siquiera un nombre. Pero, ¿sobre los “narcoindultos”, sobre los que sí se cuenta con muchísimos nombres? Mutis por el foro pues, seguro, podría afectar alguna componenda.
 
Recordemos enero de este año y el pronóstico del lobbista de que la economía peruana se iría “a la ruina” al terminar el verano. Entre otras catástrofes, anunciaba que el tipo de cambio bajaría a 2.30. Le respondieron bien algunos economistas y el propio presidente del Consejo de Ministros. La semana pasada volvió a las andadas “anunciando” que la economía peruana sólo crecerá 2% este año. Y le dieron eco, otra vez. La principal respuesta la da la realidad. El verano requeteacabó, la economía peruana no está en la ruina, la tasa de cambio se encuentra a 2.60 y la inversión minera creció 23% el primer trimestre. ¿No sería bueno recordar, ahora que está terminando el otoño, tamañas inconsistencias? A pesar de pronósticos –y deseos– catastrofistas, pues, el suelo esta parejo.
Otro asunto es el de la “consulta previa” en los procesos de inversión en tierras y territorios indígenas. Los agoreros del desastre, expresando ciertos intereses privados, presentan al Perú como si fuera un país al borde del caos y la parálisis por el “pecado” de reconocer el derecho de los pueblos a la consulta, “anomalía” o rareza nacional. La realidad es, sin embargo, muy distinta.
 
Primero, porque lo de la consulta previa no es un asunto “peruano”. Está encaminada como proceso social e institucional en al menos otros 14 países latinoamericanos. Es una obligación del derecho internacional y no tiene vuelta para atrás. Segundo, porque la conflictividad social no es, tampoco, una “rareza”. Existe en los mismos 14 países como expresión de expectativas sociales, manejos ineficientes del Estado y los inversionistas y la manipulación política de dirigentes locales. Tercero, porque lo que esto exige es afinar un Estado más proactivo y eficiente en desarrollar los canales de participación ciudadana, ingrediente esencial de la inclusión social.
 
Es verdad que la conflictividad social puede afectar –en el Perú y otros lados– ciertos procesos de inversión. Pero pretender que el Estado desaparezca “manu militari” la conflictividad o borre –o restringa al mínimo– el derecho a la consulta previa, es tapar el Sol con un dedo. Lo que tendría que hacer el Estado es no ir a rastras de demandas locales cuando la conflictividad ya ha estallado, sino asumir un papel activo y oportuno en perfeccionar y fortalecer su capacidad de conducir procesos como los de la consulta previa, que han llegado para quedarse. Y no verla como un “freno” a la inversión sino como un medio que permita a las partes, en una sociedad democrática, negociar, aunque la decisión final, eso sí, recaiga en el Estado.
 
El discurso de los agoreros del desastre no desaparecerá pues obedece a lucrativos intereses que buscan algo muy distinto del “interés general”. Frente a ello, es importante que los actores políticos, la sociedad y el Estado conduzcan los procesos y debates con el interés general como guía sin sucumbir ante las voces del desaliento interesado.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario