martes, 11 de junio de 2013

CAPITAL Y TRABAJO.


Federico Prieto CeliLa lectura del “Génesis”, el primer libro de la Biblia, da muchas luces para entender el misterio de la vida humana. Por ejemplo, esta simple cita: “El Señor tomó al hombre y lo colocó en el jardín del Edén para que lo trabajara y lo guardara”. Es una buena manera de introducirnos al trabajo en la edad contemporánea.
 
Charles Dickens (1812 – 1870) narra con elocuencia el drama de la revolución industrial en la novela corta “Oliver Twist” y en la obra de teatro “Nicholas Nickleby”. Después, Charles Chaplin (1889 – 1977) le dará un tono cómico, sin perder el mismo mensaje crítico, en la película clásica “Tiempos Modernos”.
 
Entonces, ya Adam Smith había escrito en “La Teoría de los sentimientos morales” (1759), que la primera tendencia del ser humano es la del amor hacia sí mismo. De ahí que se vea obligado a controlar y dominar su egoísmo, elemento fundamental para que la vida en comunidad no se convierta en una guerra de todos contra todos.
 
En “Una investigación sobre la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones” (1776) el mismo Adam Smith afirmó que gracias a la apelación al egoísmo de los particulares se logra el bienestar general, aunque no deja de añadir que el hombre necesita casi constantemente la ayuda de sus semejantes.
 
Por otro lado, Max Weber, en “La ética protestante y el espíritu de capitalismo” (1904 y 1905) ensaya una interpretación polémica entre protestantismo calvinista y economía libre, fórmula para él válida para alcanzar el éxito económico.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario