jueves, 13 de junio de 2013

C R O N I C A S

Semblanza de Alejandro Dumas Taboada Crisanto
 
 
Este insigne personaje nació en la Villa Heroica de Catacaos en el año 1910. Muy temprano -a sus 22 años- supo inscribir su nombre en el gran libro del ejemplo y sacrificio; cuando sin reparos, sin exigencias ni reservas de ninguna clase entregó su vida al servicio de la causa de sus hermanos trabajadores petroleros en el año de 1931.
 
Su gran intervención, solamente reconocida en la escuela del martirologio, se produce en tiempos del afianzamiento y penetración del capitalismo mundial. Eran las primeras experiencias de un imperialismo económico expansivo que buscaba el aprovechamiento de los recursos y riquezas de los pueblos; utilizando como método la explotación del hombre – trabajador.
 
La década del 1930 expresaba en su mejor momento la vigencia de esa fuerza opresora laboral en esta parte del territorio nacional. Aquí en Talara, operaba la International Petroleum Company – IPCº explotando los enormes recursos petroleros en las otrora Haciendas de La Brea y Pariñas. Allí en esa lucha sin igual, surgió la presencia de una generación de valientes obreros petroleros encabezados por Alejandro Dumas Taboada Crisanto, quienes osaron hacer frente a la todopoderosa IPC°, empresa que ya aplicaba sus siniestros métodos de explotación y represión. En una palabra, pisoteaba los derechos de los obreros petroleros peruanos.

 
Esta fue la circunstancia que legó el destino a este cholo piurano para ejercer el mandato de su noble conciencia. Corrían los primeros meses del año 1931, la masa de trabajadores tanto de La Brea como de Pariñas, ya había logrado formar su primer Sindicato y seguían muy de cerca las luchas y las experiencias del movimiento obrero mundial. Indiscutiblemente que la IPCº por intermedio de sus mecanismos de soplonería e inteligencia ya se encontraba muy informada y conocía de los planes de la masa obrera.
 
Aquí en esta primera Negociación Colectiva es que la IPCº admitió con sesuda malicia que el grupo dirigencial exhibía las grandes cualidades del hombre valiente, inquebrantable, luchador tenaz. Ese hombre cuajado en el valor era Alejandro Dumas Taboada Crisanto. Posteriormente, vendría la primera e histórica huelga de 1931.

 
Al producirse la huelga en los primeros días de mayo de 1931, Alejandro Taboada y la masa obrera que representaba, sabían de la enorme desigualdad en las fuerzas de lucha. Mientras la IPCº no solamente era una todopoderosa empresa internacional, filial de la gigante Standard Oil Company y contaba como aliados a las entreguistas dictaduras de Sánchez Cerro y Benavides; estos no dudaron en poner sus fuerzas represivas al servicio de los patrones, de los gringos, al servicio del capital. Frente a este poderoso e impenetrable bloque de fuerza sin igual, insurgió con valor el espíritu tesonero, la causa inclaudicable de Alejandro Taboada Crisanto.
 
Aun siendo así la enorme desigualdad del enfrenamiento, no fue demasiado fácil para la IPCº doblegar el valor y la conciencia de la masa obrera que alimentaba su espíritu en la luz señera de su conductor. La IPCº experta en este tipo de contiendas recurrió a toda su experiencia: la intimidación, la represalia, la persecución, alentó la soplonería. Recurrió al sabotaje cortándole el servicio de agua al campamento, prohibió el ingreso de comerciantes, las chicherías -centros de conspiración de los obreros- eran cerradas.
 
La masa obrera y sus dirigentes no daban paso atrás, no habían iniciado esta histórica lucha para rendirse. Esto lo sabían los gringos de la IPCº, por eso es que introducen e inician la barbarie contra el pueblo y obligan a los dirigentes a refugiarse en la clandestinidad. En todos los postes del alumbrado público del campamento se pegaron afiches ofreciendo recompensa de 300 Libras a quien diera la pista de Alejandro Taboada. Los soplones y la soplonería también iniciaron su escuela, que aún perdura en la actualidad.
 
Hasta que amaneció el día de la gloria, la gesta del gran ejemplo que inmortalizaría el nombre de Alejandro Dumas Taboada Crisanto. Era el día que la vida le reservaba a este joven de origen campesino, para llevarlo al panteón sublime de la gloria. Un cancerbero de apellido Talavera con un ejército de chacales le dio alcance. Era la caza ejercida por el experto que persiguió incansablemente a su víctima. Lo sometió a toda la saña de su odio, torturándolo como paso previo a su muerte Pensó que pediría perdón y se doblegaría. La admiración vino cuando el hombre que en esos momentos ya era mártir, sonrió ante su verdugo y entregó su vida al más grande de los ejemplos.
 
Llegó desde el cielo el martirologio y viajó a lo celestial con Alejandro Dumas Taboada Crisanto. Era un 13 de junio de 1931.

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