A PROPÓSITO DE LA LEY UNIVERSITARIA SI NO CAMBIA SEGUIREMOS EN LO MISMO.
El cuadro es deprimente.
Tenemos universidades que se han convertido en meras unidades de negocio, en
donde más interesa la boleta de pago que la formación integral de un ser humano
como profesional. Se han multiplicado como por esporas, por diversos lugares del
país, captando a jóvenes deseosos de tener un título, pero lamentablemente, sin
mayores deseos de aprender. Hay una gran crisis, en ese sentido, de valores en
el sistema universitario. Se da prioridad a la entrega de títulos y no a la
necesidad de enseñar y aprender. Es cierto que hay algunas universidades que son
la excepción, pero en el caso peruano sólo sirven para confirmar la regla del
estado calamitoso en que nos encontramos.
El debate sobre la nueva Ley
Universitaria no debe circunscribirse a la mal entendida autonomía. Debería
evaluarse a la luz de los resultados: ¿tenemos alguna universidad entre las 500
mejores del mundo? ¿Hay alguna
universidad peruana entre las 100 mejores de América Latina? ¿Tenemos el cien
por ciento de profesores con el título de doctor? ¿Se da prioridad a las
carreras técnicas de las cuáles hay déficit?¿Alguna universidad es el corazón
innovador de un cluster? La respuesta a
todas estas preguntas es NO, lamentablemente NO. Y ese es un grave problema pues
las probabilidades de ser un país desarrollado disminuyen dramáticamente con un
sistema universitario tan deplorable como el que tenemos.
Si en aras del respeto a la
empresa privada las universidades
negocio desean seguir haciendo una fortuna
con las ilusiones de millones de jóvenes es una cuestión que atenta
contra la ética. La mejor respuesta es brindarles a los padres una universidad pública de primer nivel, que
sea competencia de la privada, y que como consecuencia de ello sirva de
catalizador para la mejora de todo el sistema. Pero no es así. La UNI, San
Marcos, la Agraria, tienen de los mejores alumnos del país, con promedios de
ingreso de uno por cada 8 postulantes, con exámenes de admisión muy exigentes, pero ¿Qué encuentra
esta “materia gris” de primer nivel al ingresar a la universidad? Profesores
desactualizados que enseñan repetitivamente lo que saben y no lo que deberían
enseñar basados en las tendencias
académicas que rigen los destinos de la profesión.
Ojalá la Comisión de Educación
que preside el Congresista Daniel Mora no se amilane en profundizar en el debate
de una Ley muy necesaria para el futuro inmediato del Perú. Que unos cuantos
rectores que se interesan sólo por su futuro personal no sean obstáculo de una
reforma necesaria para el país.
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