jueves, 13 de junio de 2013

O P I N I Ó N

CUESTIÓN DE BOTAS.
 

El Gobierno ha puesto ya en vigencia la Ley del Servicio Militar Obligatorio, y dentro de pocos días, a la buena o la mala, muchos peruanos deberán llenar los cuarteles y vestir las botas y el uniforme militar. Para muchos ciudadanos -padres en especial- la norma es una ayuda para miles de jóvenes que no saben qué hacer con sus vidas o la desperdician en fiestas, conformando pandillas, ayer el trago o la droga. Y para este segmento de padres, con hijos en ‘edad militar’ la norma se hace a su medida; pero ¿Qué hay para los propios jóvenes cuyos horizontes están más allá de los placeres mundanos y que por ser pobres, van a tener que pasar dos años de su vida bajo el servicio del gobierno y haciendo lo que sus ‘superiores’ quieren? Y es que para quienes están más allá del plano meramente práctico o el de ‘hacer algo por la vida’, el servicio militar obligatorio, en estas circunstancias en el país, no es otra cosa que una forma de explotación, muy bien maquillada por el Estado para convencer a los muchachitos de que deben vestir el uniforme militar, por la buena o por la mala.
 
El hecho es que a pesar de las ventajas otorgadas a quienes sirven, para el derecho fundamental de la persona son insuficientes, porque estas son impuestas a la mala, con multa incluida si no acepta los resultados del sorteo. Es decir, que la contraprestación que ofrece el Estado a los reclutas del servicio militar serán óptimas en la medida que sean atractivas para que el servicio militar no sea obligatorio sino voluntario. Hoy, a pesar de la oferta de la carrera técnica y hasta la línea de crédito bancario, pasando por su ‘propina’ que ni siquiera llega a un sueldo básico, muchos jóvenes se resisten a vestir el uniforme militar, pues se han dado cuenta que esto no es suficiente así sean muy humildes, ya que en las condiciones en que hoy se mueve el mercado, mucho más dinero pueden ganar en la calle ofreciendo algún tipo de oficio, dejándoles tiempo incluso para estudiar lo que ellos quieran.
 
En resumen, el servicio militar que hoy se ofrece no es, por ningún lado donde se le mira, atractivo a los jóvenes, porque significa un régimen de trabajo de 24 horas y a una forma de explotación que le impongan sus ‘superiores’, salvo que los manden allí de castigo y por relajados.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario