viernes, 22 de noviembre de 2013

VERGONZOSA TORRE DE BABEL
 
Siempre ha sido nuestra preocupación la construcción de institucionalidad en el país, pues hemos venido subsistiendo en las sombras de la informalidad que se ha infiltrado en las entrañas del Estado convirtiéndolo casi en un Estado informal que no conduce a nada bueno. Las criolladas y las ineficacias gubernamentales ya no deben ser toleradas: o funcionamos como Estado o volvemos a un inaceptable, inútil y autodestructivo caudillismo.
Es vergonzoso lo que viene ocurriendo luego que, de manera irresponsable, tanto la ministra de Relaciones Exteriores como el de Justicia, provocaran una irregularidad de gran magnitud al no señalarle al presidente que no puede utilizar una escala técnica para sostener reuniones de Estado con el presidente del país donde su avión está de tránsito y, más aún, cuando en el Congreso la autorización de viaje y los parámetros de los temas a tratar en el exterior fueron olímpicamente desbordados.
Si cada funcionario comienza a hacer lo que le viene en gana sin respeto de la institucionalidad estatal, los demás comenzarán a hacer lo mismo y seremos un país sin liderazgo definido, motivo por el cual, no es admisible la tesis asumida por algún congresista oficialista para responsabilizar de todo a funcionarios de la Cancillería de segundo nivel, porque los ministros deben asumirla a plenitud; sin embargo, como la mañosería política se ha empoderado impunemente en el Congreso, los cubileteos para el siempre útil del doy para que hagas y hago para que des, se están impulsando groseramente para inclinar los votos hacia la impunidad de siempre.
Casi simultáneamente una jueza dispone el procesamiento penal de una casi veintena de sujetos detenidos por presuntos actos de colaboración con el narcotráfico y terrorismo, pero poniéndolos en libertad, levantándose por todos lados protestas legítimas pero no necesariamente correctas pues otro órgano jurisdiccional ha impuesto condena a solo dos sujetos por los violentos sucesos de La Parada.
Nadie recuerda que ahora, con el vigente Nuevo Código Procesal Penal, hay una corriente garantista cuya prédica desde los ochenta, promovida por los ideólogos llamados “caviares”, impulsa un método de valoración probatoria muy exigente para ordenar una detención, de modo que, si la Fiscalía y la Policía hacen una mala investigación, no esperen nada bueno en el proceso. El desaliento cunde por todos lados y no se siente liderazgo alguno.

 

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