DERECHO ROMANO, LITERATURA E HISTORIA.

 

Cada vez me sorprendo más de lo que la literatura puede ofrecer al Derecho. Solo ayer, me acerqué, como suelo hacer por lo menos dos veces por semana, a la librería del fondo editorial que se encuentra en el campus de la PUCP y una empleada del establecimiento se me acercó con un libro en la mano.

 

 Profesor, sé que a usted le interesa la literatura que se asocia a la historia y al Derecho y creo que este libro le gustará. En efecto, la oficiosa joven  llevaba consigo la selección de cuentos históricos de Steven Saylor, agrupados bajo el título de Roma. Pagué el precio de 45 nuevos soles en la caja de la librería, en verdad económico para un libro de calidad e importado de España, y salí con entusiasmo para comenzar a leer el inicio de sus más de ochocientas páginas.

 

Con un jugo de naranja y un sándwich, me quede hasta tarde en la cafetería adyacente con el texto de Saylor. Una casual adquisición bibliográfica que resultó muy valiosa. Uno de los cuentos históricos de esta obra publicada por la diligente editorial madrileña “La esfera de los libros”, en encantadora traducción del inglés al castellano de Isabel Murillo, se ocupaba nada menos que de las XII Tablas, la antigua recopilación romana preparada por los decenviros, un grupo de patricios que se inspiraron en la legislación griega de Solón y Licurgo. La historia, el Derecho y la literatura en el libro de Saylor, profesor él mismo de historia romana, confluyen bellamente e invitan a una larga y complaciente lectura. 

 

Tito Livio, el gran historiador romano, combinaba también, siempre con gran estilo, la verdad con la ficción (en realidad casi siempre en beneficio de los romanos).  Otro hecho curioso, casual y hasta enigmático de esta relación entre Derecho romano y la literatura, ha sido la concesión del Premio Nobel de Literatura a un romanista a comienzos del siglo XX, hacia 1902, Teodoro Mommsen. Era la primera vez, y la última, que un historiador del Derecho recibiría tal distinción. 

 

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