viernes, 8 de noviembre de 2013

SÓCRATES Y EL DERECHO.
 
 
Sócrates, hace 24 siglos, inventó un sistema de razonamiento por medio del diálogo que estimulaba la comprensión de los participantes de un coloquio. Es maestro en el sentido pedagógico– quien llega a las fibras intelectuales del discípulo para provocar su participación activa y sin reserva en el proceso de aprendizaje. Este sistema fue el que dio esplendor a la antigua Grecia.
 
 
 
Con el surgimiento del libro en el siglo XV y la universidad en el siglo XVI, este método basado en la palabra no fue superado, sino más bien potenciado a través de la masificación del papel impreso; en tanto, la enseñanza superior era el espacio del diálogo por excelencia, con base en el razonamiento de los textos que plasmaban en tinta la oratoria magisterial.

En la enseñanza del derecho, el sistema mayéutico adquirió su perfección en la Universidad de Harvard con el método del profesor Langdell, quien, en busca de la mayor participación estudiantil, entregaba casos al libre razonamiento de los alumnos, para que ellos extraigan sus propias conclusiones y luego el profesor –en el sentido socrático– presentaba cuestionamientos o preguntas que generaban el debate. Este sistema hace protagonistas centrales de la clase a los alumnos.

En la actualidad y en tiempos de la globalización, el alumno universitario trae conocimientos e información que debe ser usada a favor de su formación. Los periódicos, la televisión o internet producen la información más variada, que en un contexto adecuado puede ser usada, como base del razonamiento.

Sócrates no definía a priori, sino estimulaba el sentido común, invitaba a platicar, conducía el debate desde lo más trivial a lo más complejo, pasando de lo más superficial a lo esencial,   de lo episódico a lo constante, de la hipótesis a la tesis. La aventura del saber intelectual no era obra del tutor, era descubrimiento de los alumnos, inducido por la mayéutica del maestro.

Hoy Goleman y sus “inteligencias múltiples” demuestran que Sócrates no se equivocó para fomentar con su método la sobresaliente generación de Platón y Aristóteles, y renovar la enseñanza del derecho.

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