jueves, 7 de noviembre de 2013

LA HISTORIA DE UNA TRANSACCIÓN DEMOCRÁTICA
 
Carlos Ramos Núñez Miembro de Número de la Academia Peruana del Derecho y de la Academia Nacional de la Historia.

Desde hace unos días, leo la vibrante novela de Javier Cercas (uno de los mejores narradores españoles contemporáneos, sino el mejor), Anatomía de un instante, novela histórica en la que reconstruye con rigor y belleza el conato de golpe de Estado del 23 de febrero de 1981, que tuvo como protagonista pintoresco al coronel Tejero.
 
Es también un homenaje a los demócratas ibéricos (incluso en posiciones ideológicas francamente antagónicas como el general Gutiérrez Mellado y Adolfo Suárez, por un lado, por el otro al jefe del Partido Comunista español, Santiago Carrillo), que lucharon a favor de la complicada transición del régimen falangista del generalísimo Francisco Franco hacia un nuevo sistema político de raigambre constitucional.

El libro, sin ser un tratado de derecho constitucional, es usado como texto obligatorio de los estudiantes de dicha materia: una forma didáctica para conocer su historia. Le agregaría un documental fílmico de esa jornada que exhibió el coraje de Gutiérrez Mellado, Suárez y el ya anciano Santiago Carrillo. Después de haber avanzado casi cien páginas del libro de Cercas (antes ya había leído dos novelas suyas Soldados de Salamina y Las leyes de la frontera), me sorprende el enorme parecido del diagnóstico que hace de España con la experiencia latinoamericana y peruana en particular, sobre todo del pasado (espero no equivocarme).
 
En una de las páginas se refiere al “ritual vernáculo” del golpe de Estado, que recuerda a una celebrada frase de Martín Adán, que enterado de un nuevo golpe (creo que fue de Odría contra Bustamante y Rivero) atinó a decir: “El Perú ha vuelto a la normalidad”. El libro de Cercas (para la experiencia española) es equivalente a la novela de Mario Vargas Llosa, Conversación en la Catedral, que si bien no se refiere en sí al golpe de Estado contra Bustamante y Rivero (pariente de los Llosa), recrea la tórrida urdiembre de un régimen corrupto, el de Odría y sus esbirros.
 
 
 

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