jueves, 6 de diciembre de 2012

O P I N I Ó N

La Haya como cortina de humo
 
 
Lo que viene ocurriendo con la participación de la delegación peruana ante el Tribunal Internacional de La Haya mantiene a casi la totalidad de los medios en una atención exclusiva y, lamentablemente, excluyente de otros temas de enorme importancia. Parece que hemos condicionado el presente y hasta el futuro de todos los peruanos al referido fallo. Da la impresión, si uno ve la televisión, escucha la radio y ve las primeras planas de los diarios, que sólo eso debe importarnos y que no hay más que pensar que en la línea equidistante y en esa porción de mar lejano, gélido y desconocido.
 
La andanada informativa, al estilo de un campeonato mundial, donde la disputa mediática por captar el gesto del propio y del contrario, donde los comentaristas son cada uno más erudito, donde todos lanzan loas a la unidad, a dejar el pasado y abrazarnos en un idílico apretón de hermanos sea cual sea la sentencia final, resulta entretenida pero nos puede estar llevando a dejar temas de coyuntura urgentes.
 
En primer lugar está el anuncio del ministro de Economía, Luis Castilla, señalando que su portafolio está evaluando las “implicancias legales y financieras” de la resolución emitida por el Poder Judicial con la que los propios magistrados disponen una nivelación de sueldos. Esta situación se presta a especulación porque no se resuelve y sigue alargándose innecesariamente. Se abre una polémica entre el Ejecutivo y el Judicial dando la impresión que el primero quiere someter al segundo en un juego que sólo genera inestabilidad.
 
En segundo lugar está el “contrabando legislativo” en la flamante Ley de Presupuesto 2013 mediante el cual nuestro Congreso se autoriza, a sí mismo, a ejecutar proyectos para sedes legislativas o administrativas, incluyendo equipamiento y mobiliario, exonerándolos de todas las normas de control y transparencia señaladas en leyes como la de Contrataciones y Adquisiciones del Estado, y además permite “mejorar” las remuneraciones de los señores congresistas.
 
En tercer lugar está el caso del ministro de Trabajo José Villena que, protagonista de un vergonzoso incidente en el eeropuerto de Arequipa –a estas alturas inocultable ejemplo de prepotencia, abuso y de lo que no debe hacer una autoridad– debería, por el bien del Gabinete y del Gobierno, dar un paso al costado. El “control de daños” que lo ha llevado a presionar a la agredida empleada de una aerolínea para que retire la denuncia policial simplemente ha sido tan malo o peor que el propio incidente.
 
Aquí hay sólo tres ejemplos de temas que merecen más decisión y una solución inmediata del Ejecutivo, Legislativo, Judicial y también, por cierto, atención de la prensa nacional. Nadie puede estar en desacuerdo en conocer todos los detalles de lo que viene ocurriendo en La Haya pero no podemos dejar que esto se convierta en una cortina de humo. Nada de sometimientos de un poder al otro, nada de contrabandos legislativos y nada de apañar abusos porque no debe haber ministros con corona.

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