sábado, 8 de diciembre de 2012

A C T U A L I D A D

Un peligro llamado Petroperú
 
 
Algo muy serio viene cocinándose en Petroperú, la empresa petrolera más absurda del planeta que preside un neosocialista con aires de grandeza. Absurda sencillamente porque Perú no es un país petrolero. Recordemos que Petro fue hechura del golpe militar de 1968 y engreída de la zurda. Se le dio un estatus superior al de la miríada de empresas estatales, estándar que impusiera el socialismo cómplice de aquellas FFAA sometidas a la bandera reivindicacionista cubana-soviética que abrazaran los coroneles de aquel golpe de Estado.
 
El régimen dictatorial de Velasco Alvarado le confirió ese estatus promulgando un cúmulo de ucases proteccionistas, que acabaron institucionalizando allí a un monstruo de mil cabezas, que, al final del día, obligó al Estado a rescatarlo de la quiebra asumiendo una fenomenal deuda externa. Es más. Durante 20 años el Estado subsidió su ruinosa economía para que siga alimentando a aquella burocracia politizada, inútil y vividora que se enquistó –hasta hoy– en ese ente público, sintiéndose no sólo dueña de la compañía sino hasta propietaria del suelo y subsuelo peruano que la zurda juró se encontraba saturado de oro negro. Pero todo fue puro humo.
 
Petroperú monopolizó la exportación y explotación petrolera. Sin embargo los “hallazgos” que consiguió equivalieron al parto de un ratón por una elefanta. Nada de nada. Bulla, burocracia politizada y subsidios que costaron miles de millones a los peruanos y la quiebra del país a finales de los ochenta.
 
Hoy, sin embargo, Humberto Campodónico, presidente de Petroperú, aspira a que el Estado le permita gastar US$ 3,500 millones para que la refinería de Talara disminuya el contenido de azufre y plomo de las magras gasolinas que refina Petro. Un escándalo desde todo punto de vista, ya que hace tres años el mismo plan para modernizar Talara costaba US$ 1,200 millones. De modo que nadie sabe de dónde salen los otros US$ 2,800. Asimismo Campodónico pretende que Petro compre la operación de la española Repsol (La Pampilla, más la participación que tiene en Camisea, e incluso la cadena de estaciones de expendio de gasolina) a un precio que bordearía US$ 2,800 millones. ¿De dónde saldrá el dinero? Del Estado, por supuesto. Porque Petroperú tiene margen de beneficio de sólo 1 o 2% sobre sus ingresos, monto absolutamente insuficiente para soportar un financiamiento que cubra siquiera la mitad de uno de ambos peligrosos proyectos. Se trata pues de una intentona de la izquierda por recuperar lo que fuera su principal fuente de subsistencia durante las gloriosas épocas del socialismo criollo. Es decir, el origen del colapso económico del Perú. Es tiempo de decirle basta al señor Campodónico y al coro de rojos que lo aúpa para conseguir que Petroperú vuelva a ser aquel ogro ruinoso de mil cabezas.
COMENTARIO(1): El PMRT no cuesta esa cifra que ha nacido en la mitra del ministro Merino. Antes de echar andar la lengua y la pluma, hay que verificar que el cerebro esté activado.
 

COMENTARIO (2): El que escribio el comentario, efectivamente como su slogan, es un pájaro que nada en el mar de la fantasía y es el pez que vuela afectado de pesadillas. Hay que matriculare en kindergarten.

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