martes, 4 de diciembre de 2012

O P I N I Ó N

¿Quo Vadis proyecto Refinería Talara?
 
 
Imagen de César Gutiérrez PeñaLa novelesca historia del Proyecto Modernización de Refinería Talara me hace evocar la obra ¿Quo Vadis? (¿dónde vas?) del polaco Sienkiewics, referida a la huida del apóstol Pedro, ante la persecución a los cristianos en la Roma de Nerón. En este caso los protagonistas son: el presidente de Petroperú, Humberto Campodónico, y el ministro de Energía y Minas, Jorge Merino. La pregunta actual es pertinente ante el reciente anuncio de éste último, que la inversión en el emprendimiento asciende a la suma de 3,450 millones de dólares, precisando que se evaluará en su despacho y en el de Economía y Finanzas, la pertinencia de realizar la obra.
 
La afirmación del ministro tiene varias aristas, en primer lugar deja mal parado al presidente de la petrolera, que el día anterior declaró a los medios que aún no había una cifra para cuantificar el proyecto. En segundo lugar deja clarísimo el inminente despido del aludido por no haber concretizado ninguno de los múltiples anuncios que hizo en los últimos quince meses. Y en tercer término quedan flotando las preguntas: ¿dónde va el proyecto? Y, ¿cuál será la reacción del pueblo de Talara, al que se le creó la expectativa del inicio inminente de la construcción?
 
Por el bien del endeble gobierno humalista, tiene que ofrecerse una salida, la credibilidad de la palabra empeñada se ha reducido a la nada. La responsabilidad de esta situación es compartida por los señores Campodónico y Merino. El primero por generar irracionalmente expectativas y el segundo por permitírselo, siendo presidente de la Junta de Accionistas de la petrolera estatal.
 
El escenario es complejo por las nuevas relaciones que se van a presentar en el mercado de combustibles peruano, como consecuencia de la puesta a la venta de la Refinería La Pampilla, de accionario mayoritario de la española Repsol. Las salidas van desde realizar construcciones parciales en Refinería Talara al otorgamiento de todas las tareas nuevas en calidad de "outsourcing".
 
El análisis objetivo llevará a buen destino; cifras hay más que suficientes, debe primar: mentalidad empresarial, maximización de los recursos estatales y minimización del endeudamiento. Las señales de la economía global no son tan auspiciosas para ser dispendiosos.

 
 

Un año difícil para el periodismo

 
A ello se suma otro reporte de Death Watch (Reloj Mortal), que maneja las cifras de asesinatos de periodistas e informó que 119 hombres y mujeres de prensa fueron "asesinados en el cumplimiento de su deber" en el mismo periodo.
 
En el Perú, felizmente, no se registraron asesinatos, pero sí se produjeron atentados contra los derechos humanos de los periodistas. Un minuciosos informe de la Asociación Nacional de Periodistas (ANP), lo hace conocer y es menester que lo tengamos presente. La organización indica que hubo 180 casos de presiones contra periodistas de distintos lugares del país y que de esa situación no estuvieron libres tampoco los medios de comunicación. Así, la ANP dice que 61 amenazas o agresiones contra el ejercicio periodístico provinieron de elementos civiles, 21 de la Policía, elementos militares y hasta serenos de las municipalidades, y otros 42 de fuentes que no pudieron ser identificadas.
 
La provincia de Maynas fue el escenario de la mayor parte de aquellos atentados, con 23 casos, seguida por Lima donde se produjeron 21 hechos de tal naturaleza, Arequipa con 12 y Huamanga con seis. En las demás localidades la prensa sufrió ataques en menores cifras. En cuanto a los medios, la ANP señala que la prensa radial sufrió 75 atentados, las televisoras 51 y la prensa escrita 54.
 
La periodista española Silvia Higueras comenta el informe de IPI y recuerda que este comenzó a "documentar los asesinatos de periodistas en el mundo, a partir de 1997".
 
De acuerdo con el informe más reciente "en América Latina un total de 22 periodistas han sido asesinados y países como México (7), Brasil (4), Honduras (3) y Colombia (2), y Ecuador (1), mantienen su tendencia de violencia contra la prensa en la región".
 
Anthony Mills, subdirector de la organización, dijo que "el asesinato de un periodista es la forma más cruel y escalofriante de censura y si no somos capaces de acabar con la impunidad, los asesinatos continuarán".
 
Expresó también su preocupación al señalar que "a pesar del claro aumento de los esfuerzos internacionales para frenar los ataques contra los periodistas, el número de muertes este año es el más alto que ha registrado el IPI".
 
El viernes 23 de noviembre se recordó el Día Internacional Contra la Impunidad y es de desear que la sociedad a la que servimos los periodistas reflexione sobre el significado de la misión que cumplimos y que mediante la información y opinión contribuimos a la subsistencia del estado de derecho y al respeto de la democracia.
 

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