miércoles, 12 de diciembre de 2012

E D I T O R I A L

 
1970 AÑO DEL TERREMOTO EN TALARA
- 11 DE DICIEMBRE -
 
Sólamente con el ánimo de recordar la historia examinándola a mérito de corregir contratiempos, sacar importantes conclusiones, sumarlas en beneficio de nuestras experiencias, y como decimos comúnmente evitar tropezarnos con la misma piedra dos veces. Ese deseo es respuesta del presente comentario.
 
La ciudad de Talara a pesar que su diseño arquitectónico original fué ejecutado en 1948 por la International Petroleum Company, ocupando desde entonces los mismos territorios donde hoy se levanta, se ubica en una caja de mar (así le llaman geográficamente) de casi 25 km2 de extensión, se ubica en la costa del noroeste peruano, cuenta con una población urbana de aproximadamente de 15 mil viviendas y una población demográfica de 80 mil habitantes.
 
Siempre ha sido discutible en círculos de estudiosos si acaso la IPCº no se equivocó al momento de decidir el lugar donde se levantaría la primera ciudad petrolera del Perú. Las controversias devienen que el poblado se ubica en una estructura muy complicada y contradictoria. Definiéndola mejor, es una caja de mar levantada en una pendiente con edificaciones como la Refinería de Talara que se ubica en la cota cero, y las mas altas sobre la cota 70 (metros sobre el nivel del mar).
 
Talara ha demostrado frente a fenómenos pluviosos como "El Niño de 1983 y 1998" respectivamente, que es terriblemente frágil, con la repetición de esas eventualidades podría quedar sepultada en un tèrmino de 3 a 4 horas de lluvia torrencial. Esta observación civil, no estaba prevista hasta esos años lo que sólo significó un efímero toque de alarma entre las medidas de defensa civil que debieron adoptarse. Lamentable que transcurridos 29 años después, la ciudad sigue con el mismo peligro latente.
 
En el caso de un tsunami, los peligros y resultados serían mucho mas complicados si se tiene en cuenta que la totalidad de los 6 distritos que integran la Provincia de Talara, comienzan a levantar sus viviendas desde la misma orillas de mar, el primer riesgo de enormes pérdidas después de las humanas, serían : La Refinería de Talara, oleoductos, instalaciones, tanques de almacenamiento de combustibles, muelles. Si el fenómeno es advertido a tiempo, la población podría huir hacia los cerros, pero las ciudades terminarían ocupadas por las aguas por un buen tiempo.
 
Ahora en relación a un terremoto, que sería el segundo de su historia, toda vez que el primero ocurrió un 11 de diciembre de 1970, de 7º Richter, sobre las once de la noche; todas las viviendas a excepción de unas pocas que fueron ligeramente dañadas por el sismo, terminaron de pié. Significó que esas infraestructuras que construyó la IPCº, en esa prueba, superaron el control de seguridad. A manera de comparación si aquel sismo se hubiera producido en otras ciudades del Perú, el saldo registrado hubiera sido tenebroso.
 
 
De tal manera que describimos el mapa de eventualidades mayores de peligros para la ciudad petrolera de Talara, y recordamos el terremoto de 1970 en un día como ayer 11 de diciembre, sencillamente para medir sobre los peligros del pasado la forma cómo podríamos encararles en el presente haciendo un perfil hacia el futuro.
 
Para suerte en estos 29 años no han ocurrido amenazas de ningún orden, pero nos imaginamos por el don de la responsabilidad ¿cuánto podría perderse de llegar a ocurrir una desgracia como las que azotan a otros pueblos, ciudades del Perú y del mundo?. Si no hemos meditados y sopesado la gravedad del momento de ser atacados por la furia de la naturaleza, Talara quedaría para ser recordada como un portentoso bien del pasado. Hay que tomar nota de ello.

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