viernes, 15 de marzo de 2013

PURA HISTORIA

 "LA TRAICION: DEL NEGRO ARMANDO"

Lo triste, poco rescatable de la historia en el sindicalismo petrolero peruano, es que llegó, hasta donde lo permitió el relato popular y la memoria de la masa trabajadora. Mas allá, revelaciones que se trasmitieron de generación en generación sin conservar el ritmo, ordenamiento, la autenticidad de las versiones obtenidas.  Tal vez esta es la razón, que nadie pudo escribir con puntual autenticidad los acontecimientos de una historia rica y ejemplarizante.


El gran propósito del presente relato, conlleva a confesar con suma pulcritud, que esta historia que nos merece la mejor de las consideraciones y respetos, no precisamente de modo exclusivo registró hechos, actos excelsos con el protagonismo de obreros, mujeres, dirigentes que no temiéndo desafiaron el holocausto y la muerte.  Es el caso por excelencia de Alejandro DumasTaboada Crisanto.


Lamentablemente, esta historia pródiga de grandes acontecimientos, digna de mejor escenario y de plumas mas ágiles;  no cierra egoistamente sus páginas para revelar sin resquemor alguno, que así como brillan nombre que se fueron de esta vida envueltos en mantos de sangre por sus sacrificios; como una paradoja escrita con vergúenza, para admitir que también se sintió la presencia de traidores, felones, los que se vendieron para espiar a sus mismos hermanos de lucha, vendiendo sus miserables informaciones por abominables platos de lentejas.


Esta narrativa cuya pretensión es perpetuarle en el tiempo, escribirla en los anales del sindicalismo puro petrolero; con mucha satisfacción, recuerda los hechos cruentos de 1931;  episodios palidamente comentados por la historia y sus recomendados monitoreados por las altas esferas de los gobiernos.  Por ejemplo, nadie precisa en su máxima gravidez, el episodio cruel del Gobierno de Benavides que en 1931, poniendo las huestes del Ejército Peruano al Servicio de la IPCº, estableciendo un estado de sitio y barbarie en Talara con el asesinato de centenares de trabajadores, que como "matanza de perros" quedaban regados por las calles.


Durante este penoso estado de sitio y barbarie, que se extendió por espacio de 5 meses, el gobierno peruano avaló para que la empresa imperialista le cortara el suministro del agua a la población, la tropa recorria dia y noche las calles de la población obrera, buscando a quienes ellos, bautizaron como los enemigos de la "Empresa". En los postes del centro poblado se colgaban letreros incitando a denunciar el paradero de los dirigente previa recompensa de 30 libras (moneda del tiempo).


Desde aquel fatídico tiempo, nacieron los primeros "judas" en la historia de la lucha petrolera; nombres como: La "chata garcía", señalado por facilitar la entrega de Alejandro Taboada Crisanto;  el "piojoso" colmenares que en sucio contubernio con el tristemente conocido como "jijuneta", le conseguían jovencitas en Sullana a los gringos; josé maticorena el maquinista de monitor "Chilalay" que ganaba por viaje  y con sobretiempo triple, para ir y fondear en alta mar, a los obreros acribillados por las  bayonetas de soldados esbirros.  Hasta que la historia nos confronta con el último traidor de esa negra y oprobiosa cadena;  la historia señala al "negro armando". 


El apodo de este perverso dirigente, se lo ganó de la clase trabajadora al advertirle el sucio negocio de haberse convertido en un servil de la IPCº  a quien defendía incondicionalmente.  En una manifestación obrera realizada en la calle 7 del viejo chorrillos, la masa laboral al advertirle su felonía, a voz en cuello le espetó:  "que como negro era su color, negra era su alma".  Este personaje era secretario general del sindicato Nº 1 de filiación aprista.  Desde entonces, por doquier la masa trabajadora lo bautizó como: El "Negro Armando".


Resulta que este triste personaje jugó un papel vergonzante  en la dura lucha que los trabajadores emprendieron para expulsar a la imperialista norteamericana, del suelo petrolero.  Mientras la masa petrolera cruzaba coordinación con el Congreso de la República donde en la tribuna parlamentaria los congresista: Benavides Correa y Alfonso Montesinos, concientizaban con verbo revoluciconario para provocar la nacionalización inmediata del Petróleo Peruano; el asalariado de la IPCº -"El negro armando"- esperaba las horas de las noches para tocar las puertas de las barracas de los  afiliados apristas convenciéndoles que se opusieran y rechazan la demanda.


El "Negro armando" era el mejor propagandista de la IPCº, en sus pobres correría decía a los obreros:  Este mamarracho de la "nacionalización inmediata" es una obra de los comunistas.  Si se va la International, el gobierno nos votará como perros, nos quedaremos sin casa y perderemos nuestro beneficios sociales.  Este era el temor que sembraba en la conciencia de la masa trabajadora este triste instrumento, vendido al gringo explotador.  Como gratitud y paga por su gesto perverso, la IPCº lo envió como su comisionado a representarle en la OIT en Bruselas, y lo mantuvo buen tiempo paseando por muchos países europeos, a su regreso le compraron una casa en miraflores -Lima donde se quedó a vivir para siempre.  Este traidor, murió en Lima enfermo por los remordimientos de su concienica y olvidado en 1985.


Es un aporte que proviene de las investigaciones históricas de ASPETA.

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