¿Revocar la revocatoria?
Debe recordarse que esta institución fue introducida en nuestro sistema democrático por la Constitución vigente y desde entonces se ha usado con ánimo de revancha para traerse abajo al contendor triunfante en comunas distritales, en las que juntar las firmas exigidas por ley para iniciar el proceso no representaba mayor escollo.
La utilización de esta herramienta en pequeñas circunscripciones, a las que no les hemos prestado mayor importancia, no había permitido observar, con el dramatismo que hemos experimentado en este proceso de revocatoria, lo inconveniente que ha resultado injertar en el sistema democrático peruano, de democracia representativa vigente a lo largo de nuestra vida republicana– una institución de la democracia directa, propia de otras realidades.
Atendiendo a los enormes costos que representa su implementación, sobre todo en un país en el que, pese al crecimiento económico –gracias a una economía abierta a las inversiones– no deja de tener carencias, debe reflexionarse si conviene insistir con estas instituciones que demandan ingentes recursos, que podrían reorientarse a salud, educación, seguridad interna, justicia y reducción de la pobreza.
Considero que, transcurrido el proceso de revocatoria, se debe iniciar sin más dilaciones un debate sobre una eventual reforma constitucional y legal conducente a precisar causales específicas de revocación y condiciones especiales para su convocatoria o a su eliminación del sistema democrático.
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