viernes, 1 de febrero de 2013

O P I N I Ó N


¿DIOS DE JESÚS O DIOS DINERO?

 
Una de las ventajas que tenemos los viejos, o, como se dice ahora, las personas de la tercera edad, es que si tenemos buena memoria y hemos reflexionado algo de lo acontecido durante nuestra larga existencia, es saber que no hay pecado nuevo, como dice un dicho común de mis tiempos. Resulta que ante la noticia del aumento de sueldo que se han dado los congresistas de nuestro país, recuerdo que cuando me tocó formar parte del Concejo Provincial de Piura durante la segunda gestión del Ing. Francisco Hilbck Eguiguren, en el periodo 1999-2002, ya se quiso y se propuso un aumento de la dieta que se nos asignaba a cada uno de los regidores.
 
Les contaré a mi modo, lo que ocurrió y cómo durante nuestro periodo no hubo ningún aumento de dieta, sino que terminó nuestra gestión sin incremento sobre el monto que encontramos cuando comenzamos. Perdón, sí hubo un aumento, que se aprobó por mayoría, pero al final los que lo propusieron y aprobaron tuvieron que renunciar ante la protesta general de la población porque, mis queridos lectores, les informo que los obreros de limpieza pública ganaban al mes la décima parte de lo que nosotros cobrábamos por las cuatro dietas. ¿Suena parecido? Claro que no solo nos reuníamos esos días, igual pertenecíamos a diferentes comisiones y al final asistíamos casi todos los días a una u otra reunión además de ceremonias y otras actividades.
 
Todo este quehacer es propio del cargo, para eso habíamos aceptado integrar el Concejo, por lo menos eso fue lo que yo pensé cuando acepté postular. En ningún momento pensé, ni siquiera pregunté cuánto me pagarían, sino que mi actitud fue la de servir en algo a mi ciudad para mejorarla, no para aprovecharme del cargo, buscar algún beneficio o hacer campaña para una nueva elección como hacen hoy día los congresistas y demás autoridades electas. Qué diferencia de cuando las autoridades ediles eran ad honorem, qué pocos notables hay hoy en día porque con la justificación del progreso y la libre empresa, a todo se le pone el signo S/. o $. Ya no se hace nada para servir simplemente, primero se pregunta cuánto hay, además de aceptar cargos para los cuales no se está suficientemente preparado. Es como el que dice que busca trabajo cuando lo que busca es un empleo donde le paguen un sueldo a cambio del mínimo esfuerzo. O, como pregonaba en Chimbote, refiriéndose a los jueces, un conocido personaje del puerto, allá por fines de los años 60, llamado el “Loco Moncada”: “¿Ustedes no saben que hay dos dioses, el verdadero y el dios dinero? ¿Y que en este palacio de justicia lo adoran día y noche y que el juez es el Sumo Sacerdote, que los abogados son los sacerdotes y el escribano el sacristán y que todos son adoradores del dios dinero?” Tal vez alguno de los chimbotanos que últimamente recalan por Piura hayan conocido a este señor, quien por si acaso fue muy apreciado por José María Arguedas, que lo calificaba no de loco, sino de profeta y sabio.
 
En todo caso, que alguien me explique por qué las juezas de la sala que ve el caso La Noche (sonado caso de trata de personas, proxenetismo y otras perlas) absolvieron a los acusados porque las víctimas no concurrieron para ratificarse en sus dichos. ¿No sabían las juezas que en este caso ya han muerto tres testigos, que las víctimas están amenazadas y por eso no se presentan? Al final, el problema radica en que buscamos solamente el beneficio propio que generalmente lo trae el dios dinero, no el bien común que es lo que Jesús nos ha venido a traer desde que asumió todos nuestros pecados, que siguen siendo los mismos, y por eso lo crucificaron. Nada cambiará mientras nosotros no pensemos primero en los demás antes que en nosotros mismos. De nada nos van a valer las misas, las procesiones, los rosarios, las velitas ni las limosnas. Así que ya estamos bien avisados. ¿Cómo la ven? 1 Cor. 13

 
 
 
PERÚ ESTÁ MEJOR PREPARADO ANTE EVENTUAL CRISIS GLOBAL.


La crisis financiera internacional de los últimos años no solo mostró la debilidad fiscal de un gran porcentaje de países desarrollados, incluyendo el propio Estados Unidos, sino que además reveló la fortaleza de las denominadas economías emergentes, confirmando que son la nueva cara de la economía mundial.
 

En ese sentido, América Latina se presenta como la región más sólida para enfrentar embates de esta naturaleza, y dentro de la región el Perú se erige como el ejemplo más importante de cómo la aplicación de políticas fiscales serias aseguran no solo un crecimiento sostenido, sino que también "blindan" contra efectos coyunturales.

De acuerdo con el estudio Condiciones externas y sostenibilidad de la deuda en América Latina, elaborado por el Fondo Monetario Internacional (FMI), nuestro país posee las mejores condiciones para soportar otro colapso económico mundial, inclusive del tamaño del que llevó a la quiebra al banco de inversiones Lehman Brothers.

Según el organismo multilateral, antes de la crisis el Perú, Chile, Colombia y Paraguay mostraron políticas de gasto particularmente restringidas.

Estos países registraron aumentos extraordinarios en sus ingresos, principalmente en el sector de productos básicos, en línea con el crecimiento de su Producto Bruto Interno (PBI).

Luego de la crisis internacional, lo que llevó a la aplicación de significativos estímulos fiscales entre 2009 y 2010, estos países hicieron notables esfuerzos para consolidar su posición fiscal y recomponer sus superávits primarios (especialmente Chile y el Perú).
Resultados

Para la entidad multilateral, estas decisiones tuvieron resultados más que positivos. Así, el Perú, Chile, Colombia, Paraguay y Bolivia, en diversos grados, muestran estar muy bien preparados para enfrentar un probable empeoramiento de las condiciones externas, inclusive podrían emprender políticas anticíclicas sin poner en peligro su solvencia fiscal.
 
De este grupo y de toda América Latina, nuestro país es el que exhibe la posición más robusta, gracias a su dinámico crecimiento económico y una deuda externa que representa solamente el 20% de su PBI; mientras que en Chile y Paraguay –en un escenario similar y asumiendo políticas contracíclicas– probablemente aumenten significativamente su brecha de balance primario y los ratios de deuda.


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