viernes, 8 de febrero de 2013

O P I N I Ó N

REMEZÓN EN LOS MEDIOS INFORMATIVOS

 
No conocemos los niveles de veracidad en las acusaciones de un exempleado de Krasny del Perú referidas a que esta empresa, que vendía medicinas y otros productos vinculados a las entidades prestadoras de servicios de salud, especialmente al sector gubernamental, ofrecía productos caducos, medicinas vencidas, para cuyo efecto contaban con una máquina que permitía adulterar las fechas de vencimiento de los medicamentos.
 
El tema es de suma gravedad, nos remite a las épocas de Ceaucescu, en Rumanía, donde hasta en los orfelinatos y asilos de ancianos los alojados dormían en colchones hediondos sobre el suelo y lo que menos valía era la vida de esos desamparados, por el hecho de haber sido puestos bajo la tutela del Estado. Tengo, no sé si la certeza o la esperanza, de que en el Perú no suceda lo mismo. La incertidumbre radica en que Alexis Humala, hermano menor del presidente de la República, ha sido socio visible de la empresa vendedora, pero, creyendo conocer los quilates que pesa la pareja presidencial, expreso mi absoluta confianza en que se respetará la división de poderes y se dejará trabajar al Ministerio Público y al Poder Judicial, demostrando urbi et orbi que la historia no ha recogido por gusto el ejemplo de Felipe Igualdad.
 
Hay temas, como el referido en el párrafo precedente, que conmueven la sensibilidad, a los cuales el periodismo debe prestarle atención preferente; sin embargo, se nota el exceso de publicidad, presuntamente promovido o alentado por fuerzas políticas que participarán en 2016, al hecho de que la suegra del expresidente Toledo, la señora Eva Fernenbug, ciudadana belga de 87 años de edad, dos veces viuda y de credo judío, haya venido de Europa al Perú presuntamente para quedarse y adquirido una casa por TRES MILLONES SETECIENTOS MIL DÓLARES Y 00/100. La dama, cercana a la venerable edad de noventa años, tiene dos herederos forzosos, su hija, Eliane Karp de Toledo, y la nieta, Chantal Toledo Karp, y se presume que desee estar cerca a ellas
 
¡Está lavando dinero!, es el grito enardecido de nuestras hordas periodísticas. ¿Con qué fin?, me pregunto. ¿Acaso la dama, en esta etapa de su vida, trabaja para los cárteles de la mafia y trae dinero al Perú para adquirir clorhidrato de cocaína y después exportarlo al mercado europeo por el décuplo de lo que le costó?
 
La pretensión es absurda, pero los sabuesos hidrofóbicos pegan dentelladas al aire mientras la espuma rodea sus fauces.
 
Me tocó ver a Juan Sheput, a quien no conozco personalmente, en una entrevista televisiva el día martes en la noche. La dama que lo entrevistaba pretendía haber descubierto la trama del dolo. Se refería, obsesionada, a la minuta que contenía el documento de compraventa inicial, en la que figuraba que la transacción se cancelaba con dinero en efectivo; sin embargo, en la escritura pública se consignaba que el pago se efectuaba con cheque de gerencia. La señora creía que en la diferencia expresada radicaba la clave del fraude y le exigía a Sheput una explicación.
 
El entrevistado dijo, con claridad, que la explicación la podía dar el notario, que él no es abogado, tampoco notario, no conoce de leyes ni del mercado inmobiliario, aclaraciones que parecían enloquecer a la conductora del programa.
 
Quiero decirle a la señora periodista que una minuta es solamente el borrador de la escritura pública, susceptible de ser modificado por el notario, con consulta previa a su cliente, o por el cliente mismo. Incluso puede tarjarse un párrafo con un lapicero de cincuenta centavos y reemplazarlo manualmente, con el mismo lapicero, siempre que sea claramente legible.
 
Finalmente, me permito señalar, para quien tenga afanes detectivescos, que es preferible una escritura que consigne un cheque de gerencia como medio de pago, en lugar del texto impreciso de haber sido pagado en efectivo.

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