El Papa puede influir en su sucesor
No es de descartar que el dimisionario papa Benedicto XVI señale un sucesor a los cardenales que llegarán próximamente a Roma para el nuevo cónclave. Podría hacerlo directa o indirectamente. Pocas veces ha tenido un Papa tantas posibilidades de influir en la decisión de un Colegio cardenalicio, en el que gran parte de los miembros fueron elegidos por él.
Existe un precedente histórico, relativamente reciente, de un pontífice que, antes de morir, indicó a los cardenales quién desearía que fuera su sucesor. Fue Juan XXIII, elegido Papa en 1958, y que reinó solo cuatro años. Una mañana, envió al cardenal Montini un mensaje que hizo público en el que le hacía grandes elogios. Aquel gesto fue enseguida interpretado como un deseo fuerte de Juan XXIII fuera su sucesor. Y cuando el Papa murió, Montini llegó al cónclave prácticamente ya elegido. Todo esto para decir que también esta vez el papa Ratzinger podría señalar a su sucesor.
Sería un europeo
Juan Arias, El País
Es cierto que los cónclaves papales no se rigen por la lógica de los números, sino por el Espíritu Santo, según enseña la Iglesia. Sin embargo, en cada nuevo cónclave, el Espíritu Santo suele aprovechar el evento para tomarse vacaciones y dejar a los cardenales, libres de elegir al nuevo obispo de Roma. Los 117 cardenales que elegirán en marzo al nuevo papa, son también seres políticos, con sus preferencias, y a veces con sus pequeñas y grandes ambiciones personales o de grupo. En esa lógica mundana que también entra en el cónclave, cuenta la fuerza numérica de los votos. Los europeos son quienes poseen la mayor fuerza electoral, con 62 de los 117 electores con derecho a voto, más de la mitad. Esto de por sí dificulta la elección de un cardenal de A. Latina, una región con solo 19 votos, a pesar de que alberga al 42% de los católicos del mundo. El desproporcionado colegio cardenalicio sigue privilegiando en número de cardenales a Europa.
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