martes, 12 de febrero de 2013

E D I T O R I A L

REVOCATORIAS EN MARCHA
 
Existen manifestaciones y conductas de la gente, los vecinos, ciudadanos, que son una fotografía irrefutable de identidad. Se refiere a derechos que se encuentran tipificados como leyes de participación ciudadana.
 

 
Mi intención hoy es referirme al comportamiento de los pueblos. La ley puede estar vigente, pero su uso es potestad que proviene cuando se juzga que los comportamientos de autoridades no armonizan, no se desarrollan en apego a la legalidad y moral.
 

A estas leyes de participación ciudadana, otorgadas por el Estado de Derecho del Perú, por el apuro o interés políticos de sus ideólogos, viene siendo causa de cuestionamientos; en algunos casos justificados. Las causas explicadas por estudiosos de la materia, y no es interés propio del presente tema.
 

Empero, a pesar que la balanza está dividida, nuestra percepción es que sin tomar en cuenta la ley, existen muchos pueblos del Perú que expresan en un rechazo, la disconformidad por el pecaminoso desempeño de sus autoridades. En algunos casos con los pedidos de vacancia, revocatorias, denuncias judiciales, desagrado moral.
 

 
Pudiera entenderse que muchas solicitudes de vacancia, revocatorias y otros sean justas y se plantean en adición al derecho. Otras suelen estar equivocadas, y unas terceras si tienen un cubierta de revanchismos varios. Lo importante es captar en esas manifestaciones ciudadanas el malestar que muchas veces se traduce en menoscabo de la gobernabilidad.
 

No resulta en favor de la imagen de una democracia, que los ciudadanos, vecinos, vivan en permanentes pugilatos, desencuentros políticos. Esta realidad legal (ley), expresa una imperfección que redunda en la necesidad de mejorar su estructura para que ya no deje lagunas, trampas; en el afán de superar los contratiempos, es perentorio someter a una revisión la ley buscando que logre eliminar las imperfecciones, si lo hubieran.
 

Muchos sostienen que la ley de consulta y participación ciudadana, atenta contra la esencia de la democracia, al desconocer la voluntad ciudadana; se dice que en determinado momento se constituye en una antítesis, una trampa. Sin embargo, ese argumento no satisface cuando los elegidos en lugar de gobernar, desgobiernan, corrompen y llevan al colapso, quiebra de valores y economías de los municipios.
 

Finalmente el derecho a la participación ciudadana no debe ser un hecho coyuntural que no permita que las autoridades elegidas en la democracia, sean rebautizadas por los electores. Es importante esa connotación de la Ley, pues no existen entregas de poder ciegos, absolutos y eternos. Si algo no se hace en favor de los intereses ciudadanos, la obligación y el derecho es cambiarle de hecho.

 

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