jueves, 21 de febrero de 2013

N A C I O N A L

De Antauro a Alan García
 
 
De Antauro a Alan GarcíaNo queda bien el Apra con la revelación del ex vicepresidente Raúl Diez Canseco de que este partido le ofreció ser parte de un complot para vacar a Alejandro Toledo, pues eso ahonda la sensación de ser una agrupación que se viste de democrática, pero que no tiene problemas en sacar la chaira si es que Alan García se lo pide para tomar el poder como piratas al abordaje.
 
Esto no es, en realidad, ninguna revelación, pues fue público y notorio que el Apra quiso traerse abajo el gobierno de un presidente democrático por el atajo de la vacancia.
 
Con dicho fin, el Apra estuvo en la Av. Brasil, en el 2004, en la marcha convocada por la CGTP, en un día que siempre será recordado por la patada que García le metió a un discapacitado que le obstruía su paso, y a quien luego debió indemnizar en un acuerdo privado para que no sea un obstáculo en su carrera electoral hacia Palacio de Gobierno.
 
Lo revelado por Diez Canseco, sin embargo, aporta más elementos para comprender que el esfuerzo derrocador del Apra no solo estaba en las calles sino, también, bajo la mesa.
 
Diez Canseco dijo que dirigentes apristas lo buscaron para que, en su condición de vicepresidente, sea parte de un complot para vacar a Toledo y que él asuma una Presidencia que, evidentemente, estaría hipotecada, por su origen truculento, al Apra.
 
Con ello, Alan García quedaría ante la historia en una condición algo similar a la de Antauro Humala, en el sentido de que ambos quisieron bajarse a un presidente democrático como Toledo, uno desde una comisaría en Andahuaylas, el otro desde una cafetería en sabe Dios dónde.
 
El Apra busca justificar su afán derrocador con el recuerdo de que El Comercio le pidió a Toledo que diera ‘un paso al costado’. Pero esto es absurdo, pues el editorial hecho por este diario, cuando lo dirigía Alejandro Miró Quesada Cisneros, no buscaba descabezar al gobierno sino que el presidente le diera, por las circunstancias políticas, un mayor protagonismo político al premier.
 
Lo mismo que el Apra quiso hacer con Toledo ahora lo pretende con la alcaldesa Susana Villarán, al utilizar un mecanismo como la revocatoria, previsto en la Constitución, pero pervirtiéndolo, al no existir una motivación legítima, y deformándolo a la medida de los objetivos de García.
 
Es penoso, además, que alguien cuya primera presidencia en los ochenta fuera un mamarracho que puso a la nación en el abismo económico, político y moral, a pesar de lo cual el país estuvo dispuesto a que terminara su lamentable período, hoy pretenda cortar una alcaldía, sin fundamento, a mitad de camino, lo cual va poner a la capital de la República en el caos, por el simple gusto de facilitar su propio futuro político y el de su ahijado Luis Castañeda

No hay comentarios.:

Publicar un comentario