lunes, 6 de mayo de 2013

E D I T O R I A L

HA MUERTO UN REVOLUCIONARIO
 

El Perú entero debe decir a todo pulmón esa inmortal grita de Vallejo: "Hay golpes en la vida tan fuertes yo no sé..".  Los relojes indicaba las 10.20 pm. del día sábado 04 de mayo 2013, cuando los mas sintonizados canales de televisión peruana daban la infausta noticia.. "Ha muerto Javier Diez Canseco Cisneros". Consecuencia de ella, un cáncer que como la exactitud del reloj, no permiten tiempo mas ni tiempo menos.
 

Su temperamento político revistió una postura sincera de aquellas que se nutren e inspiran en el sufrimiento y la desigualdad de las personas que dan lugar a la aberrante denominación de clases sociales.
 

Fue siempre el mismo, "para ser revolucionario y consecuente con las ideas, uno debe comenzar a ser sincero con uno mismo", decía.  Y ese fue el largo libro que apasionó su vida.  Convencido de ser parte de un país de grandes contrastes y desigualdades, adecuó su pensamiento en una estructura radical;  quiere decir que vivió y se fue convencido que ese camino era el único transitar donde se mixtifica la lucha por el rescate de los pueblos oprimidos.
 

Es que la estructura social en el Perú y, en muchos países de América, no permiten mas que distinguir dos ubicaciones:  1).- Los que imponen el yugo;  2).- Los que se revelan luchando toda la vida sin claudicaciones.  Los primeros son los que prolongaron el dominio del bastardo imperialismo español que dejó sus taras y lacras;  y segundo, los que no pueden ser militantes de luchas mediatizadas terminando por convertirse en temperamentos genuflexos.
 

Así fue el pensamiento de Javier Diez Canseco Cisneros, por eso fue intransigente, radical, impetuoso.  Fue de aquellos de temperamento firme; en él, se cumple la sabia tesis que mientras la gran comunidad de políticos intervienen en ella, buscando el lucro, la comodidad y el enriquecimiento;  en cambio su itinerario de vida fue en sentido contrario.  Dejó la comodidad de una familia que no tenía apremio alguno, para integrarse en el ejército de los desposeídos. 
 

 
Sin mezquindades de ningún orden la vida de Javier Diez Canseco Cisneros, fue la historia de una muerte anunciada por una lucha que no supo dar tregua. Sabía en lo mas recóndito de su ser y fe revolucionaria, que el predominio de gran capitalismo socavando los valores de la nación, soliviantando  los derechos de trabajadores y clases populares, era y sigue siendo una realidad incontrastable.  De alli, su posición radical, intachable;  fue hombre de un solo partido, ahí nació, vivió y partió con un sentido de lucha incólume.
 

 
Como Diez Canseco Cisneros, pocos dentro de la política peruana de los últimos tiempos,  diríamos casi el último.  Haya de la Torre como él, también nació en cuna de oro, pudo haber consagrado su vida como un exitosos profesional, pero no.  Son aquellas 'aves raras' como lo dijo Luis Alberto Sánchez.  
 

Seguramente ahora al despedir su féretro vendrán las oraciones de las mas aciagas y rancias hipocresías.  Sobre todo la miseria humana congresal que pretendiendo anularlo, lo acusaron bárbaramente.
 
Descansa en Paz buen hombre, fuiste un verdadero soldado al servicio del bien, la democracia;  gracias por tu ejemplo.

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