INTELIGENCIA SEXUAL
Nuestras sociedades han valorado de manera privilegiada la inteligencia racional y puramente cognitiva, y con ello, de manera especial, las habilidades con las operaciones matemáticas. Es muy reciente la valoración que se viene haciendo de las otras inteligencias que también están relacionadas a lo cognitivo pero que enfocan en habilidades musicales, motrices y emocionales.
Se vienen realizando estudios al cerebro humano para conocer mejor a lo que se podría llamar una nueva inteligencia humana: la inteligencia sexual. Se han desarrollado pruebas para la medición del llamado coeficiente erótico, y su estudio va ganando cada vez más terreno para el bien de muchas personas.
La inteligencia sexual se desarrolla en las diferentes etapas del desarrollo humano y dependerá en gran parte del entorno en el que las personas viven. Por ello, ser sexualmente inteligente dependerá de habilidades que se adquieren y/o aprendan. No es un talento innato.
En este sentido, los expertos han destacado tres aspectos claves en el desarrollo de la inteligencia sexual. El primero es identificar aquellos ámbitos en los que las personas deben centrarse para obtener una mayor satisfacción sexual. El segundo se refiere a lo importante que es hablar de sexo con la pareja, y el tercero se centra en superar las inhibiciones que no permiten mejorar la vida erótica.
Entonces, mejorar la inteligencia sexual y con ello el coeficiente erótico implica un trabajo arduo y constante para las personas que han construido su sexualidad con miedo, culpa, y muchas veces violencia. Requiere auto conocerse y reconocer qué es lo que le brinda placer sexual, romper tabúes y ser capaces de dialogar sobre el sexo con la pareja .
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