miércoles, 10 de abril de 2013

O P I N I Ó N

¿Y qué tal un servicio educativo obligatorio?


Siento que el Presidente lo está haciendo de buena intención. Pero la luz verde a esta locura del servicio militar obligatorio es un enorme despropósito. ¿La salida? Hay que hacer que la gente quiera servir en las Fuerzas Armadas. Como cuando queremos que más gente se dedique a la educación o a la salud pública.

Los soldados son necesarios, pero no más necesarios que los educadores o los médicos. No se aplica la leva a gente para que enseñe en las escuelas o cure en los hospitales. ¿Por qué hacerlo en las FF.AA. entonces? Es un problema de hacer atractivo el servicio.

¿Sabe por qué no es atractivo servir en las Fuerzas Armadas, señor Presidente? Un aspecto es el remunerativo. Nadie quiere hoy dedicarse a una actividad en la que no tenga oportunidad de labrarse un futuro de progreso material. La vocación se acompaña con la expectativa de progreso. Todos los que ejercemos alguna profesión o actividad tenemos vocación de servicio: el abogado quiere prestar un servicio legal; el economista, un servicio financiero; el ingeniero, un servicio de construcción o de diseño. Pero en todos esos casos, a la par de la vocación de servicio, hay una intención de progresar. Y la manera honrada de hacerlo es vendiendo sus capacidades profesionales, poniéndolas al servicio de los demás. Si no lo hicieran, tendrían que robar. Vale para todos los profesionales. Ni qué decir del político profesional.

El otro aspecto es el social. El militar que cumple su trabajo es desprestigiado socialmente, mancillado, tachado hasta de criminal. Y si se va a una guerra, interna o externa, y termina mutilado, la sociedad lo acaba olvidando. Aquí hemos puesto en cuestión hasta a los Chavín de Huántar, mientras en otros países, los que hace similar trabajo, y con menos restricciones incluso, son considerados héroes. ¿Les suena el apellido Obama? ¿Y nos quejamos de que servir en las Fuerzas Armadas ha dejado de ser "atractivo"? Seamos serios.

Le propongo al Presidente que si quiere hacer más comprometida a nuestra juventud con el país, en vez de servicio militar, instaure el servicio educativo obligatorio, por el cual cada estudiante universitario o técnico tenga que dictar un mínimo de horas de clase en los colegios nacionales del país. Y esto, como requisito de aprobación final junto a sus tesis de grado. Seguro que nuestro estudiante promedio universitario está más capacitado para dictar clase que el maestro promedio del SUTEP.

Claro que para esto tiene que liberalizar al sector Educación, de manera que acabemos con el monopolio de la enseñanza en manos de ese nefasto sindicato. Porque también tenemos un déficit en servidores de la educación, tanto  de cantidad, pero sobre todo de calidad.

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