viernes, 26 de abril de 2013

EL ARTE DE HABLAR ENREDADO

El gobierno no habla claro por ineptitud o por cálculo?

Augusto Álvarez RodrichPara una pareja tan popular, parecería una herejía criticarle su forma de comunicarse con el país, pero ello no es obstáculo para alertar que el estilo absurdamente confuso y calculadamente ambiguo de declarar de Ollanta Humala y Nadine Heredia conlleva una falta de transparencia que es poco democrática.

Este problema se vuelve a constatar con las respuestas al rumor cada vez más sólido de que el gobierno pretende comprar activos de Repsol, una intención que demandaría una transparencia elemental.

Empezando por el propio presidente Humala, quien cuando le preguntaron sobre el tema respondió que “estamos en el Metro, así que vamos a hablar del Metro”.

Un presidente, como todo político, tiene el derecho de administrar sus respuestas a la prensa –y, a través de esta, a la ciudadanía– con el fin de transmitir, con corrección y oportunidad, lo que le convenga decir de acuerdo con la estrategia de comunicación que haya definido.

Pero hay ciertos temas en los que el político no puede responder sinsentidos, fingir demencia, o tratar a la prensa –y, a través de esta, a la ciudadanía– como si fuera idiota.

Eso ocurre cuando, por ejemplo, no se informa con transparencia del eventual compromiso de recursos públicos para meter al Estado en una aventura empresarial.
 
De paso, además, se envía al despeñadero del ridículo a autoridadescomo el premier Juan Jiménez cuando declara sobre la compra a Repsol.

Ambigüedad es lo que menos le conviene a un presidente con tanto giro ideológico en la mochila.

El gobierno también le falta el respeto a la ciudadanía cuando la primera dama Nadine Heredia responde las cosas que responde sobre su rumoreada candidatura.

Hay quienes defienden que es su derecho, si le conviene, no hablar claro en este tema, pero hacerlo con medias tintas, dejando las puertas abiertas para todo, no es democrático especialmente si se está hablando de decisiones que –como esta– implican romper la ley y violar la ética.

Esto, de paso, es lo que está detrás de la investigación al uso de recursos del Estado por parte de la primera dama, pues es legítimo conocer si se están financiando campañas privadas con dinero público.

¿Este gobierno es enredado por ineptitud o por cálculo? En parte, obedece a un gobierno que tiene dificultad para definir un camino que no implique –como reconoce el presidente Humala– “a veces virar a la izquierda, a veces virar a la derecha”. Pero en parte, también, el gobierno es ambiguo por un espíritu poco transparente, algo incorrecto en una democracia pues implica falta de respeto al ciudadano.

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