lunes, 7 de enero de 2013

N A C I O N A L

El Resurgimiento de Humala


Hace seis meses parecía que la presidencia de Ollanta Humala iba mal.  El gabinete Valdés era un desastre, y Humala –con su imagen dañada  por la crisis de Conga– bajaba en las encuestas, llegando al 38% en julio. Aunque el gabinete Jiménez señaló una vuelta al centro político, no parecía un cambio muy significativo.  Muchos creíamos que el gobierno seguía sufriendo de un déficit político: carecía de experiencia y cuadros políticos, y con sus alianzas iniciales rotas (izquierda) o debilitadas (Perú Posible), parecía cada vez más aislado. Yo creía que Humala iba a seguir cayendo en las encuestas, más o menos hasta los niveles de Alan García.  

El gobierno no ha cambiado mucho desde julio.  No ha buscado incorporar más cuadros políticos o construir alianzas políticas sólidas.   Sigue siendo un gobierno novato, sin buenos reflejos políticos (un ejemplo reciente es el caso Villena).  

Sin embargo, Humala se ha recuperado políticamente.  El gabinete Jiménez se ha estabilizado.  Los conflictos sociales salieron de la primera plana, y ya no se habla de crisis de gobernabilidad.  Y la aprobación presidencial ha subido 10 puntos, de 38% en julio a 48% en diciembre.   

Una aprobación de 48% no es nada espectacular, sobre todo cuando la economía crece 6%. En términos regionales, Humala está en el medio: peor que Dilma Rousseff, Rafael Correa, Evo Morales y Mauricio Funes, pero mejor que Cristina Kirchner, Sebastián Piñera y Porfirio Lobo (y más o menos igual a José Mujica y Juan Manuel Santos).  Pero según los estándares peruanos de la última década, 48% no está nada mal. Después de un año y medio en el poder, Alejandro Toledo tenía una aprobación presidencial de 26% y Alan García, de 33%.

¿Cómo se explica la recuperación –modesta pero real– de Humala?  Una posibilidad es que los politólogos sobreestimamos la importancia de la política (y los políticos) en el Perú contemporáneo. La idea –que yo comparto– de que un gobierno de outsiders y técnicos no es suficiente para mantener la gobernabilidad en democracia puede estar equivocada.  Tal vez el modelo que describe Alberto Vergara –donde la debilidad de la clase política permite que el Perú sea gobernado por una clase de burócratas que circulan por el Estado– es más sostenible de lo que pensábamos. En otras palabras, quizás gobernar por autopiloto puede funcionar.  En tal caso, el Presidente no necesita más cuadros o coaliciones políticos más sólidos.  Solo tiene que dejar que los técnicos (sobre todo, los del MEF y sus aliados) hagan su trabajo.   

Una segunda explicación de la recuperación de Humala –propuesta por Eduardo Dargent y Martín Tanaka en sus columnas– es el efecto de las políticas sociales impulsadas por el MIDIS. Los ciudadanos del sur y de los sectores D y E ya no están tan entusiasmados con Humala como antes, pero no lo rechazan tan ampliamente como rechazaron a Toledo y García.  En el Perú contemporáneo, mantener el apoyo de 41% en el sur y 45% en el sector E no es poca cosa. Y probablemente no es una casualidad. 

Este gobierno no representa la continuidad pura. Aunque no haya buscado la inclusión social con la fuerza que esperaban sus ex aliados de izquierda, tampoco la ha olvidado.  Y no la ha pasado al segundo plano como los gobiernos anteriores. Además de crear nuevos programas sociales, Humala ha aumentado el presupuesto de las políticas sociales de una manera significativa, y a través del MIDIS, ha invertido seriamente en mejorar la capacidad del Estado para implementarlas (con fines de reducir el clientelismo, la corrupción y la ineficiencia). Se necesita más tiempo para evaluar bien los resultados de esta inversión, pero parece que los efectos están empezando a sentirse: según varias encuestas, la política social es el área del gobierno mejor evaluada por el público.  Como escribe Martín Tanaka, entonces, quizás las políticas del gobierno de Humala no difieren tanto de las de gobiernos de centro-izquierda en Brasil, Chile y Uruguay: combinan políticas macroeconómicas pro mercado con una inversión más fuerte en las políticas sociales redistributivas.  Será autopiloto con rostro social, pero parece funcionar mejor que autopiloto con Perro del Hortelano.

Pero hay una tercera posibilidad: que el repunte de Humala se debe, sobre todo, a la buena fortuna.  La economía sigue creciendo, no ha habido escándalos mayores, y el gobierno no enfrenta una oposición activa: la izquierda sigue siendo débil, el fujimorismo esta distraído por el indulto, el APRA se duerme mientras espera por Alan, y muchas figuras de derecha se dedican a influir en el gobierno en vez de oponerlo (algunos se dedican a tumbar gobiernos municipales). En otras palabras, es posible que Humala haya subido en las encuestas no porque ha hecho las cosas bien sino porque no le ha pasado nada malo. 

En tal caso, el gobierno sigue siendo tan precario como en julio: solo hace falta un escándalo (como Petroaudios) o un conflicto político de alto perfil (Bagua, Conga) para que descienda a la zona de García–entre 25% y 35% de aprobación–.  Y si ocurre eso, los problemas de inexperiencia política, falta de cuadros y coaliciones débiles volverán a ser muy relevantes.

Creo que el repunte de Humala se debe a una combinación de la segunda (políticas sociales) y tercera (buena fortuna) explicaciones. Pero vale la pena pensar más en la primera explicación.  El desarrollo de un modelo de gobernabilidad democrática sin políticos sería inédito en América Latina.  Mientras tanto, la recuperación política de Humala es una buena noticia para empezar el año.


SILVIO RODRIGUEZ PRODUCIRÁ DISCO HOMENAJE AL POETA JAVIER HAVIER HERAUD.
 
Javier Heraud, poeta.El músico cubano Silvio Rodríguez  tiene entre  sus planes de este año  producir un disco que reunirá poemas musicalizados del escritor peruano  Javier Heraud.

La interprete Myriam Quiñónez, quien se encargará de cantar los temas, informó a la agencia Andina  que viajará esta quincena hacia Cuba para realizar la grabación del disco. Estará acompañada por el músico cubano Vicente Feliú.

Javier Heraud publicó en vida los libros El río (1960) y El viaje (1961) y compartió el primer puesto a Poeta Joven del Perú de 1961 con César Calvo. Fallecido a la edad de 21 años en 1963 cuando se enroló en una guerrilla.

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