EL CONGRESO ES IRREFORMABLE

Por supuesto que se dice que no estamos en 1992, no hay una ingobernabilidad tan evidente y Humala, a pesar de exabruptos brutales como el referido a “Gringasho”, no parece tan insuflado de autoritarismo y sentido de impunidad como el que mostraba Fujimori. Pero entonces lo que estamos diciendo es que las cosas por un tiempo van a seguir más o menos igual y la contradicción Congreso-pueblo se va acrecentar. Podría apostar que ninguna reforma que remueva el estatus quo va a prosperar: ni el voto preferencial, ni la alternancia entre hombres y mujeres, ni la escala salarial del Estado, ni la eliminación de los falsos bonos, ni los sistemas de representación por circunscripciones mejor delimitadas, ni la revisión de faltas con mecanismos imparciales y no por mayorías políticas, ni la ley de partidos para que la política no sea un monopolio de camarillas, ni la bicameralidad, ni la forma de elegir autoridades calificadas, ni el tiempo de intervenciones en los plenos, etc.
Nada va a cambiar porque nadie quiere cuestionar el punto de partida del actual orden parlamentario, que nace del antiparlamentarismo Fujimorista. Lo que hoy llamamos “representación” es el producto de un golpe de Estado que afirmó que no se requería representación, porque para lo único que servía era para costar dinero y negociar prebendas políticas. Sólo volvimos a tener algo parecido a un Congreso bajo presión internacional y el espacio se entendió como un refugio para los partidos y un complemento de la dictadura mediante la mayoría del voto. Todo eso quedó consagrado en la Constitución de 1993, en leyes posteriores y en la práctica de Fujimorismo de crear partidos para cada elección para burlarse de un Congreso que les da poder de negociación frente a los gobiernos, pero ninguna iniciativa de cambio.
Desde el año 2000, todos los partidos no Fujimoristas han hablado antes de las elecciones de la reforma institucional y el cambio de Constitución para modificar las reglas. Pero todos se han ido Fujimorizando desde el poder, luego de aprender a través de los expertos de protocolo como se manejan los asuntos de gobierno y descubrir lo peligroso que puede ser alterarlos en medio de jauría de prensa de la derecha y la presión del poder económico. Entonces todo sigue básicamente igual hasta que el Congreso vuelve a embarrarla y todos se van contra ellos. Cuando es todo el sistema de instituciones y de gobierno el que debería ser sujeto a una revisión integral sino queremos explotar de aquí a un tiempo. Y la única vía democrática que existe para ello es la Asamblea Constituyente, aunque a algunos se les paren los cabellos de sólo pensarlo.
Nada va a cambiar porque nadie quiere cuestionar el punto de partida del actual orden parlamentario, que nace del antiparlamentarismo Fujimorista. Lo que hoy llamamos “representación” es el producto de un golpe de Estado que afirmó que no se requería representación, porque para lo único que servía era para costar dinero y negociar prebendas políticas. Sólo volvimos a tener algo parecido a un Congreso bajo presión internacional y el espacio se entendió como un refugio para los partidos y un complemento de la dictadura mediante la mayoría del voto. Todo eso quedó consagrado en la Constitución de 1993, en leyes posteriores y en la práctica de Fujimorismo de crear partidos para cada elección para burlarse de un Congreso que les da poder de negociación frente a los gobiernos, pero ninguna iniciativa de cambio.
Desde el año 2000, todos los partidos no Fujimoristas han hablado antes de las elecciones de la reforma institucional y el cambio de Constitución para modificar las reglas. Pero todos se han ido Fujimorizando desde el poder, luego de aprender a través de los expertos de protocolo como se manejan los asuntos de gobierno y descubrir lo peligroso que puede ser alterarlos en medio de jauría de prensa de la derecha y la presión del poder económico. Entonces todo sigue básicamente igual hasta que el Congreso vuelve a embarrarla y todos se van contra ellos. Cuando es todo el sistema de instituciones y de gobierno el que debería ser sujeto a una revisión integral sino queremos explotar de aquí a un tiempo. Y la única vía democrática que existe para ello es la Asamblea Constituyente, aunque a algunos se les paren los cabellos de sólo pensarlo.
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