Autor:
Julio Lira Segura *
La economía del Perú crece. No obstante esa realidad, el Estado sigue comportándose como un monstruo burocrático, simplemente porque ningún Gobierno se ha atrevido a domarlo reformando sus estructuras.
Esta administración ha prometido que lo hará, pero ya llevamos 55 días desde que asumió el poder y el ofrecimiento solo ha sido ratificado verbalmente por el presidente del Consejo de Ministros, sin anunciarse acciones concretas para lograrlo. Por el contrario, observamos, con preocupación, que se pretende incidir en viejos vicios, como reducir las exigencias para contratar personal para el Congreso de la República, lo que contradice su discurso de exigir excelencia a los empleados públicos.
Esta administración ha prometido que lo hará, pero ya llevamos 55 días desde que asumió el poder y el ofrecimiento solo ha sido ratificado verbalmente por el presidente del Consejo de Ministros, sin anunciarse acciones concretas para lograrlo. Por el contrario, observamos, con preocupación, que se pretende incidir en viejos vicios, como reducir las exigencias para contratar personal para el Congreso de la República, lo que contradice su discurso de exigir excelencia a los empleados públicos.
Esa posición niega la posibilidad de emprender una reforma que llevaría a los mejores profesionales a la administración pública, no solo porque se les otorgaría pagar sueldos adecuados, sino porque se les aseguraría que ascensos y otros beneficios se otorgarían por merecimiento y no por favores políticos.
Somos muchos quienes siempre consideramos un error que se congelaran los sueldos de los empleados públicos, pero también advertimos la necesidad de modernizar y ordenar el sistema remunerativo, consecuencia de una reforma integral del Estado.
Bien vale recordar que hace un par de meses, cuando el actual ministro de Economía, Luis Castilla, se desempeñaba como viceministro de Hacienda, reveló que los sueldos de los trabajadores públicos se incrementan en S/. 1,000 millones cada año, principalmente porque existen planillas infladas o porque habían sido creadas sin un marco legal. "La situación ya no da para más", sentenció en esa ocasión.
Bueno, ya conocemos que el terreno en el que nos movemos es excesivamente fangoso y tremendamente inestable, así que no sirve de mucho que las autoridades sigan diciéndonos que tenemos que cambiar o anunciar acciones que más parecen parches políticos que medidas integrales. Lo oportuno e inteligente es tomar las medidas para hacerlo, en un proceso que durará varios años, pues coincidimos en que la situación ya no da para más.
* Economista – Periodista.
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