jueves, 29 de setiembre de 2011

OPINIÓN... El olor del infierno

Autor:
Abelardo Sánchez León *

Nataly es asistente del odontólogo Javier Rivera, que trabaja en un consultorio ubicado en Miraflores. Tiene 19 años y vive en San Juan de Lurigancho. Su sonrisa brota como la primavera que por fin anuncia su luz en nuestra ciudad. Sale de su casa a las 7 de la mañana y regresa a las 11 de la noche. Cada trayecto le toma dos horas. La miro y le digo: “A ti no te puede pasar nada, cuídate, toma tus precauciones”. Ella sonríe. No conoce la maldad de la gente. Ha nacido y se ha criado en el distrito que concentra la mayor población de Lima y cuyo PBI es más grande que el de Arequipa. Le digo que tiene el nombre de la guía de Moscú, en la voz de Gilbert Bécaud. Le digo que hubo una actriz que se llamaba como ella y que las dos eran menudas y bellas. Sonríe otra vez.

Rubén Chauca es hijo de don Félix y hermano de Gabriel y hace un par de meses fue asaltado en un taxi que lo llevaba a su casa al sur de Lima. Toda la familia se ha dedicado al negocio de la comida y ha logrado alcanzar un lugar de prestigio en aquello que se llama bufet. Trabajan todo el santo día. Pero eso es un grave pecado en una sociedad que sale adelante, pues mientras unos se sacan la mugre en la chamba, otros los esperan en la oscuridad y les roban, los asaltan, les pegan, los matan. La mano negra se ha apoderado de nuestras ciudades y a Rubén lo han dejado paralizado por la golpiza.

Walter Oyarce es un joven de 23 años, hincha de Alianza Lima, que encontró la muerte en uno de los palcos del estadio Monumental. Lo masacraron a golpes y después lo arrojaron al vacío como una bolsa de basura. Sus asesinos son miembros de la barra brava de San Borja, distrito de clase media que también socializa jóvenes cuya conducta es propia de los lumpen, al estilo de Calígula. El presidente de la ‘U’ considera que los palcos son propiedad privada y que el club no tiene acceso a ellos. ¿Quién es el responsable, entonces? ¿Solo los propietarios que alquilan sus palcos, esos palcos caros, extensión de sus residencias y casas de playa? ¿Son tierra de nadie? El crimen no será perfecto, verdad, pero el mal existe.

* Periodista - Escritor.

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