lunes, 26 de setiembre de 2011

OPINIÓN…Inseguridad ciudadana y palabrería .

Autor:
Andrés Vera Córdova *

Una misión congresal y el Ministro del Interior llegaron a Piura para ser partícipes de una audiencia pública sobre Seguridad Ciudadana. Un grupo compacto de piuranos se dieron cita al certamen y tras el acto protocolar realizaron diversas participaciones. Los aportes en su gran mayoría destacaron más las situaciones personales y obviaron planteamientos pertinentes para dar un marco político, administrativo y legal para construir una convivencia pacífica.

Ese es el problema de nuestro país. No existe la capacidad para ver la complejidad del tema y se devanea en idealismos. No basta que el presidente de la República diga que asumirá el liderazgo para dar seguridad ciudadana a los peruanos; tampoco sería suficiente que los presidentes regionales tomen la batuta y que los alcaldes hagan lo propio para construir precarios sistemas para controlar los actos violentos e inseguridad ciudadana.

Hasta hoy, si hablamos de seguridad ciudadana, asociamos que tiene que ver mucho con el rol de la Policía Nacional del Perú e incluso se les ha incrementado el sueldo y se viene preparando un mayor equipamiento. Más sueldos, más compensaciones, mejor infraestructura y buen equipamiento, es una sola arista para la prevención y coacción. Si se requiere que los Policías inspiren el respeto por la Ley.

Pero, esta institución está afectada en sus cimientos. El aspecto ético y moral de la mayor parte de sus integrantes es perverso e incrementa el problema. Es común observar policías que reciben un "sencillo" para permitir que un infractor siga adelante e incluso los hay quienes delinquen coludiéndose con los malhechores. En las zonas de frontera, el control no es para garantizar el orden interno, sino para encontrar infracciones que compensen su presencia en esas zonas. Son hechos reales que no están en agenda y en tanto no suceda, el principal elemento para la disuasión no será confiable.

Otro elemento que se destaca de inmediato cuando se habla de seguridad ciudadana son las penalidades y las actitudes de los jueces. Se dice que se libera delincuentes y se echa la culpa a jueces y fiscales. Puede existir parte de razón; sin embargo, no se trata de llenar cárceles, sino de encontrar las estrategias para evitar el delito. Es verdad que el Poder Judicial tiene alta responsabilidad pero la solución nunca será el encierro de ciudadanos. Ahora hay que reconocer que el presidente de la Corte de Justicia de Piura viene aliándose para realizar actividades impensadas hace algunos años. Para lograrlo viene consensuando con el Gobierno Regional de Piura y la Universidad Nacional de Piura.

Lograr ciudades funcionales y de pleno respeto es un ideal. No existe un camino claro y fácil para tener ciudades seguras, libres de violencia e inseguridad ciudadana. La vía es integral y no parcial. En Perú es más lo que se dice que lo que se hace. Los congresistas se inflaman cuando la violencia los "toca", pero después siguen ajenos a la realidad. Sin embargo, miles de ciudadanos son las víctimas anónimas que prefieren esconder el delito porque saben que las instituciones y sus representantes son parte de un sistema que debe cambiarse.

Justamente el cambio se encuentra en modificar el sistema imperante. En lo político debe haber concordancia para determinar los objetivos y compartirlos para cumplir las responsabilidades. En esta lógica, tiene que definirse claramente las competencias y los niveles de intervención. El Gobierno Nacional debe garantizar los recursos para el orden interno y definir las políticas. Reflexionar respecto al funcionamiento de la Policía Nacional y analizar la pertinencia de la descentralización; los Gobiernos Regionales tdeben asumir plena competencia en tema de Seguridad y no dejarle un rol muy tangencial y secundario y articular los sistemas locales. Cada municipio y son cerca de 2000 hacen y deciden sobre el tema, desvinculados de un sistema.

La Policía debe mirarse de otro modo. En realidades comparadas, existe una policía de ámbito nacional con funciones perfectamente definidas; una policía regional y otra local. Hoy la Policía se encuentra centralizada y muchas veces desvinculada de las instancias de gobierno regionales.

La Policía Privada o Particular debe ser aliada en la construcción de una sociedad pacífica, pero debe profesionalizarse y establecerse condiciones para empresas de esta naturaleza y para sus integrantes. El Serenazgo podría convertirse en Policía Regional vía una formación más adecuada y completa; en tanto que la Policía Municipal con las mismas exigencias y requisitos debe cumplir las funciones de carácter local.

Si la prevención y coacción funciona se podrá controlar las tasas crecientes de inseguridad ciudadana. Sin embargo, la solución sostenible es más estructural. Se encuentra en la calidad y cobertura de la educación, en la funcionalidad y presencia del Estado para crear las condiciones de equidad y justicia. El corto plazo puede abonar en el largo plazo, es necesario y urgente debilitar a quienes han roto la norma social y sobre ella, iniciar el proceso para que los peruanos tengan la seguridad que vivan donde vivan, pueden hacerlo en paz y convivencia pacífica.

Si pretenderíamos obtener algo positivo de la última audiencia en Piura, me quedaría con el mensaje de dos jóvenes, que aún con su gesto duro, mostraron un positivismo digno de tener en cuenta. En tanto, muchos dados a la palabra y poca acción, hicieron lo posible para una verborrea innecesaria y poco constructiva. Totalmente censurable la actitud del dirigente del SUTEP quien refleja en si mismo del porqué la educación actual aún no es solución a los problemas que tiene el país. Adicionalmente, sujetos ajenos a la realidad piurana se presentaron como la fuerza de reservistas que promueve Ollanta Humala y que crearán su escuela de seguridad ciudadana.

Por ahora solo expresáremos: ¡Seguridad Ciudadana, cuántos cosas se dicen en tu nombre¡.

* Periodista - Lic en Economía

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