Autor:
Ana Sofía Zegarra *
Parto de una confesión: soy de las que cree que en teoría y en estricto, la minería “informal” no debe existir y que debe ser erradicada porque está al margen de la ley y no cumple la rigurosidad que toda actividad extractiva debe cumplir, dados los procedimientos y las sustancias químicas que utiliza.
Esta confesión también se la planteé hace un par de años a Manuel Pulgar-Vidal, profesor de la especialidad de Derecho Ambiental de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP). Manuel con esa capacidad suya nos sumergió a sus alumnos en la premisa: si el problema existe, ayudemos a darle solución. Y la reflexión se centró en dar alternativas para encontrar soluciones a la minería informal, que se ha apoderado de departamentos como Madre de Dios, La Libertad, Ancash, Puno y nuestra Piura.
La minería informal es una de esas actividades en las que no hay la menor duda que tiene impactos negativos a nivel social, económico y ambiental (contamina y no maneja instrumentos para reducir dicho impacto). Es uno de esos problemas que si no es atacado, en su oportunidad, se acrecienta y termina matando ecosistemas y apoderándose de zonas importantes y valiosas para desarrollar otras actividades productivas.
En el 2002, en el marco de la descentralización, se asignó la tarea a los gobiernos regionales de fomentar y supervisar las actividades de pequeña minería y minería artesanal. Luego, cuando el Gobierno Central no pudo con la minería informal pasó “la papa caliente” a los gobiernos regionales, que tampoco estaban técnicamente preparados para afrontarlo. Como resultado, la minería informal se ha ido extendiendo, tanto así que en zonas como Madre de Dios, la Policía Nacional es renuente a efectuar intervenciones sin apoyo del Ejército.
En Piura, el presidente regional, Javier Atkins, acaba de decir que el gran objetivo es poner orden a la minería ilegal. Lo que estaría haciendo, el Presidente Regional, es cumpliendo con sus funciones establecidas en la Ley N° 27651 “Ley de Formalización y Promoción de la Pequeña Minería”, cuyo reglamento precisa: “Los gobiernos regionales, a través de sus direcciones regionales de Energía y Minas u órganos con funciones equivalentes, son competentes en la evaluación y aprobación de los estudios ambientales de los pequeños productores mineros y productores mineros artesanales, así como en su fiscalización y sanción, se encuentren o no acreditados como tales. Asimismo, son competentes para la formalización y las demás acciones que correspondan a la minería informal; y otras funciones que establezca el presente reglamento”.
Es decir, que si el Gobierno Regional no toma en serio la solución a este tema, nadie más lo podrá hacer, dado que esta instancia es la competente y tiene la fuerza que emana de la ley para hacerlo. Para que este objetivo no sólo sea un mero gran deseo, falta sumar aspectos claves: que todos los piuranos estemos convencidos de que esta actividad es ilegal y un primer remedio es formalizarla. De lo contrario, la actividad se extenderá y ya no habrá 10 mil mineros informales, sino quizá hasta 5 veces más. Así será más difícil erradicar el mal.
También que desterremos el cliché que la minería informal “genera trabajo” y que es una alternativa a la pobreza. El narcotráfico y la prostitución “generan trabajo” y todos estamos convencidos de que son dos grandes males de nuestra sociedad. Dicho argumento es rebatible, además, porque la minería informal contamina el agua, vulnera derechos fundamentales (especialmente de niños) y deforesta y degrada el medio ambiente y, por ende, nuestra salud.
Es un problema que tiene distintos actores. Si el principal actor, el Gobierno Regional, tiene autoridad y decisión política para afrontarlo, entonces se habrá dado un gran paso, que debe incluir otros como abordar el tema técnicamente (sin intereses políticos) y plantearse instrumentos ambientales claves de ordenamiento de nuestro departamento como la zonificación ecológica económica (ZEE), que ayudará, a delinear qué áreas serán destinadas a la actividad agrícola y cuáles a la actividad minera. Ahora hay que hacer frente al problema, después estaremos como Madre de Dios.
*Periodista.
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