lunes, 21 de octubre de 2013

UNO TOMA Y EL OTRO DACA.
 
¿Ahora Humala tendrá que ser el garante de Toledo?
 
Augusto Álvarez Rodrich Hoy Perú Posible (PP) tiene menos votos que antes de la revelación de los escándalos inmobiliarios de su líder Alejandro Toledo, pero aún mantiene los suficientes para sacar al gobierno de apuros.
 
Apuros, por ejemplo, como el de la canciller Eda Rivas, quien mañana será interpelada, y bien podría merecer la censura por no haberle sabido decir ‘no’ al presidente Ollanta Humala, o no haber coordinado oportunamente con el Congreso la ampliación de la ruta del viaje a París.

 Pero la canciller no será censurada gracias a que los pocos votos de PP son valiosos y decisivos en un Congreso cada vez más fragmentado.
 
 
La pantomima fue bien montada. PP dijo que no votaría por la censura si el gobierno pedía disculpas, las cuales fueron ofrecidas al toque por la vicepresidenta Marisol Espinoza.

 Los escándalos inmobiliarios de Toledo han enfriado esta especie de unión civil no matrimonial entre el gobierno y PP, pero la relación aún se mantiene, no tanto por el ‘qué dirán’ sino porque hay una conveniencia mutua que podría justificar la prolongación de la vinculación aunque esta ya esté venida a menos.
 
Al comentario de Humala sobre Toledo de  que “nosotros no somos un ángel de la guarda, no hay ningún pacto, aquí nadie tiene corona”, llegó la respuesta poco sutil del secretario general de PP, Luis Thais: “Humala también será investigado en el 2016”.
 
Y la crisis por el viaje inconsulto a París ha ayudado a que, como acaba  de señalar el congresista chakano José León, después de “alguna desavenencia por una declaración del Presidente que llevó a distanciarnos, ya se están curando las heridas”.
 
PP va a demostrar mañana, en la interpelación a la canciller, cuán útil le puede ser al gobierno de Humala, pero este va a sentir cuán costoso puede ser este ‘colabórame varón’.
 
¿Qué pide Toledo? Él ya no es una opción presidencial en el 2016 –quizá podría postular a la presidencia de la asociación de propietarios de Las Casuarinas–, por lo que su solicitud sería una ‘pequeña’ ayuda de los ¿aún? amigos del gobierno para salvarlo de los procesos que enfrenta al menos en el Congreso, a diferencia de un Poder Judicial dominado por el Apra donde sí lo van a triturar.
 
¿Qué le puede dar Humala a Toledo? Puede ayudarlo pero a un costo que lo va a empezar a sentir mañana mismo en la interpelación a Rivas.
 
Curioso final este en el que podrían invertirse los roles, pasando Humala a ser el garante de Toledo, con uno que toma y el otro que daca.
 
Lo mejor sería, sin embargo, que PP decida qué futuro tiene –si alguno– más allá de las cuchipandas inmobiliarias de su líder Toledo, y que el presidente Humala se consiga otros votos menos caros para que lo ayuden a cargar el anda de esta procesión de los próximos tres años.

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