martes, 29 de octubre de 2013

CADENAS Y PERROS.
 
 
Francisco DurandEl Perú es Lima, sede de las empresas más grandes y residencia de los poderosos. Desde allí el poder económico maneja al país. Lo hace a través de un selecto grupo de operadores institucionales donde destacan las principales consultoras, los mejores estudios de abogados y las mayores  agencias de publicidad.
 
Las empresas y este trío cuentan con “operadores”, personal que se encarga de organizar un lobby deslizando “informes técnicos”, haciendo gestiones para penetrar el Estado, manejando las noticias. Si es necesario, ordenan encuestas de opinión antes y después de estas “movidas”, para conocer de antemano que piensan los ciudadanos o “darles que pensar” si resulta que conviene a sus intereses.
 
Al final de esta cadena de influencias están los “perros guardianes”, siempre alertas para gritarle a sus rivales o enemigos declarados, y los “voceros”, que salen con excesiva frecuencia en los órganos de prensa a declarar como expertos independientes. De ese modo un puñado de grupos de poder económico manejan la cadena de influencias. El sistema es eficaz, pero caro. Sin embargo, lo que se gana con el lobby es mucho más de lo que cuesta mantenerlo. Vamos a seguir encadenados.

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