jueves, 24 de octubre de 2013

TARZÁN SIN LIANA.
 
 
HUMALA3Para un gobierno, mantener la legitimidad es una operación digna de un gran trapecista de circo. Tiene que aprender a soltar un trapecio y agarrar otro en el camino. Como Tarzán, debe cambiar de liana o tendrá un aterrizaje accidentado.
 
Del mismo modo, un gobierno democrático nuevo cuenta al principio con la legitimidad que le viene de las urnas. Esta suele evaporarse rápidamente, sin embargo, como la niebla mañanera. Tanto más rápidamente en la era de la realidad virtual. Con suerte, esa legitimidad de origen –así la llamó Dieter Nohlen- le durará la primera mitad del gobierno. Más allá de ese punto, sin embargo, hace falta otra liana.
 
A esta otra, Nohlen la llamó legitimidad de salida. Proviene de la eficacia demostrada por el gobierno en la solución de los problemas o, cuando menos, en la ejecución de la inversión pública. Recuérdese que se trata de algo que el pueblo perciba sin necesidad de que se lo expliquen. Pero el asunto es que inescapablemente el gobierno tendrá que reemplazar en algún punto la legitimidad de origen por la legitimidad de salida. Tendrá que cambiar de liana, en suma. Si no lo consigue a tiempo, chanfles.
 
Pues bien, en dos meses el gobierno de Ollanta Humala habrá llegado a la mitad del camino y, como puede verse de las encuestas de aprobación presidencial, hace rato que la legitimidad de origen lo abandonó. Es hora de agarrar la otra liana.
 
Pero, ¿qué tiene que mostrar el gobierno como legitimidad de eficacia? ¿Ha resuelto un problema significativo de los peruanos: la salud, la educación, la ayuda social? ¿Ha destrabado la inversión en minería o en energía saboteada por los radicales? ¿Ha vencido al terrorismo, al narcotráfico, a la delincuencia organizada? En su defecto, ¿qué gran obra pública de las que ofreció tiene para mostrar: el gasoducto del Sur, la gran carretera longitudinal de la Sierra tal vez?
 
¿No? ¿Nada que el pueblo vea? Suspendido en el aire por un fracción de segundo, Tarzán recién toma conciencia de que no hay otra liana. Y tampoco una red debajo

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