CRECIMIENTO VS INCLUSIÓN.

Para probarlo hay que mirar al mundo con simpleza. Los países que decidieron crecer, como más recientemente los del Asia pujante y laboriosa, lograron incluir y hoy son ejemplo de mejora sensible de la calidad de vida de sus habitantes en pocas décadas. Los que pretendieron incluir y recusaban el crecimiento por excluyente per se, como los socialistas tradicionales, terminaron colapsando con una economía de dádivas y subsidios.
Es verdaderamente escandalosa la desi-gualdad en el Perú. Pero para hacerle frente sólo hay una fórmula que se ha aplicado con éxito en realidades similares: no le des un pescado a los excluidos sino enséñales a pescar. Es decir, dales servicios básicos –educación, salud, en un marco de crecimiento sostenido y emprendimiento– que ellos, sanos y educados, se encargarán del resto. Lo demás es retórica, sensiblería y finalmente la más indignante exclusión porque se hace en nombre de la igualdad y de la justicia social.
Los países del Asia, con China a la cabeza, crecen a pasos agigantados. Y ello va generando oportunidades que son las que sacan de la pobreza y mejoran la calidad de vida. Quién hubiera podido imaginar, por ejemplo, que en la China de hoy un programa televisivo que supere el 1 por ciento de rating es un tremendo éxito. El programa La Voz que se puede ver hoy en el Perú tiene en China 4 por ciento de rating y es toda una locura.
Por cierto que los programas sociales son necesarios pero más lo es el crecimiento con estabilidad y promoción de inversiones, porque sólo éste hace posible que los recipiendarios de tales programas se vayan realmente empoderando –no de derechos que no pueden ejercer– sino de las capacidades y oportunidades pertinentes para salir de la pobreza. Sólo en esa óptica los programas sociales tienen un lugar y una perspectiva. La “suprema felicidad del pueblo” no es un asunto que se decide en la cúpula de un gobierno, sino en la base social, con servicios básicos y oportunidades para todos.
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