lunes, 28 de octubre de 2013

EL MIEDO DEL GOBIERNO Y LAS REDES SOCIALES.
 
 
Las redes sociales son el punto de encuentro de millones en la política contemporánea. Son el escenario del debate más intenso y el espacio donde, por encima de cualquier diferencia, se respira libertad. La revolución en la era de Google y Facebook tiene en el ciberespacio el nuevo territorio para la disputa por el poder.
 
Así lo hemos visto en la “primavera árabe”, en el norte de áfrica, donde como naipes cayeron gobiernos dictatoriales, autoritarios y corruptos. Europa tuvo a los “Indignados” y Estados Unidos a los “Occupy Wall Street”. América Latina no ha sido la excepción, allí están las movilizaciones multitudinarias en Argentina, Venezuela y Brasil. En todas, los jóvenes no estuvieron armados ni levantaron palos como antaño. Hoy la protesta se hace a través de Internet, usando smartphones y tablets; y en sólo minutos y haciendo clic en sus celulares, los jóvenes viralizan sus pensamientos y las redes sociales actúan como catalizador.
En el Perú con 12 millones de peruanos conectados a Facebook, 1.5 a Twitter y 30 millones de celulares, la red social está activada y los ciudadanos lo han percibido. Saben que el poder para fiscalizar está en sus manos. Lo han ejercido enfrentándose al gobierno y al poder. Lo hicieron con el intento de compra de Repsol, la reelección conyugal, la ley del servicio militar obligatorio, la repartija, la ley del aporte obligatorio a las AFP y en la movilización virtual contra las fotopapeletas. Todas tuvieron en las redes sociales espacios donde la protesta se organizó y contuvo el despropósito de los políticos mediocres.
Pero además hay dos hechos que no debemos olvidar. Uno, ha sido el audio del ministro Cateriano (Pedroaudio) donde revela su genuflexión hacia Nadine; su “luz verde”. Otro, el audio del magistrado San Martín donde también está, qué casualidad, Cateriano y donde ambos hablan a la Jueza Rojjasi sobre el futuro fallo en el caso Chavín de Huántar. En ambos casos, también, las redes sociales jugaron un papel en la difusión ante la opinión pública. Estos dos hechos colmaron la paciencia y por eso esta ley tan ambigua.
Hoy el Ejecutivo y el Legislativo, ambos en caída libre en todas las encuestas –debido a sus despropósitos, inmoralidades y corrupción– se han escondido bajo esta ley para decir, en buena cuenta, si escribes o descubres algo que me molesta, te meto preso. La ley que esta semana promulgó Ollanta Humala revela un espíritu oscuro y el deseo de condicionar la libertad como ya lo hace con éxito China y Venezuela. Nadie está en favor del libertinaje, menos en internet, pero no nos vengan con pretextos cuando lo que quieren es amenazarnos. Así de simple. Esa ley debe ser derogada y la libertad debe prevalecer .

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