lunes, 14 de octubre de 2013

Lima será la sede de los Juegos Panamericanos 2019

A trabajar se ha dicho
 
Aunque un acomplejado presidente del Comité Olímpico chavista denunció que hubo irregularidades en la elección. Esto dijo: “En el almuerzo, el presidente del comité peruano se paseó por las mesas. Primó una propuesta ideológica contraria a la ética. Con la corrupción no se puede competir”. Quizá se refirió a que nuestra emocionada ministra de Comercio Exterior y Turismo, Magali Silva, contó que ese mismo día había ofrecido “un desayuno criollo a los presidentes de los comités olímpicos de América, consistente en jugos de lúcuma, quinua y chirimoya. Hemos llevado toda clase de frutos, salchichas de Huacho, como un anticipo para los visitantes que vendrán a Lima”.
 
Aparte de lo chapucera de esas palabras, resulta crítico que el gobierno entienda de una vez que el tema gastronómico no es estatal. Es de exclusiva responsabilidad del sector privado. Acá urge que el Ejecutivo prepare infraestructuralmente al país para que pueda atender, en simultáneo, a 70 u 80 mil turistas. Y sobre todo, para que seamos capaces de recibir, alojar y brindarle seguridad a miles de atletas, ofreciéndoles las comodidades necesarias para que desarrollen su performance deportiva.
 
Empecemos pues por preguntarle al ministro de Economía si tenemos dinero y tiempo para montar un aparato suficiente como para que el Perú: 1) exhiba ante el Continente una capacidad organizativa de primer orden; 2) construya la monumental infraestructura que demanda un evento como este; 3) muestre la responsabilidad y habilidad que espera el mundo deportivo al ejecutar los juegos. Fuera de invertir en aforo hotelero –corre por la empresa privada– el presupuesto estimado para el Estado superaría los US$1,200 millones, incluyendo una Villa Olímpica y la remodelación de innumerables coliseos y estadios.
 
Sin embargo el Perú no sólo deberá invertir en obras de construcción. ¿Acaso tenemos un equipo de deportistas que pueda dejar en alto el nombre del país? Empezando casi debajo de la línea de flotación –donde hoy nos encontramos– ¿cuánto tiempo y qué costo demandará ensamblar un grupo de buenos atetas en distintas disciplinas, capaces de ganar medallas de oro, plata, bronce, etc.? Por cierto, para un emprendimiento de este calibre lo que hace falta es un líder. No hablamos de la cabeza deportiva. Nos referimos a aquella figura que lo articule todo. Desde conseguir el dinero estatal, coordinar lo referente al cuadro olímpico, supervisar las construcciones, etc. ¿Hay alguien disponible? ¿Arturo Woodman? Por cierto también se requiere eliminar peligros excéntricos, como los de la incompetente alcaldesa limeña, Susana Villarán, presuntamente responsable de solucionar un tema vertebral como el tránsito limeño, hoy por hoy uno de los más peligrosos, lentos e insoportables del orbe.
 
En consecuencia, no nos quedemos en la utopía gastronómica, como la del desayunito con quinua, papaya y salchicha de Huacho. Urge tomar medidas desde hoy para más adelante evitar papelones que dañen el nombre del Perú.

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