EL APRA EN LA HORA DE LA RESPONSABILIDAD.

Para nadie resulta extraño, mucho menos ignorado, que el otrora gran Partido Aprista, a la muerte de su fundador (1979), sufrió un nefasto deterioro. Los contenidos históricos agrupados en una solemne organización doctrinaria, se vieron vejados por temperamentos irreverentes, insólitos, ambiciones apasionadas, díscolas: hasta quebrantadoras de su ejemplar unidad, orgullo de la masa aprista y respeto entre peruanos.
Desde 1979 -año de la muerte de Haya- nace la hecatombe. Desde entonces, la férrea disciplina partidaria comenzó a resquebrajarse a tal extremo que de organización granítica, dueña de todos los candados de seguridad, se llenó de los efectos mas nocivos, extraños, traiciones; se archivaron los padrones organizativos, se vulneraron los Estatutos, las pasiones coparon y reemplazaron la mística gran organización.
Sin dubitaciones de ningún orden, el fenómeno causante de la gran debacle, sin duda alguna, la tiene Alan García Pérez; uno de los oradores mas grandes de la historia política del Perú. Ha sido un gran contraste pues de haber nacido con una estrella que mucha envidiarán, es a decir de los hechos y de una historia sangrante, el autor del descalabro de un APRA cuyo norte magnético apuntaba a una izquierda democrática, siendo que hoy es aliado de los grandes grupos de poder, de la derecha peruana y del liberalismo económico..
A la muerte de Haya, García Pérez impulsado por su arrogancia, se creó para él, fuera del mandato estatutario, el cargo de Presidente del Partido. Y parece que se trata de un cargo vitalicio, con funciones totalitarias. Bajo ese nefasto tiempo el APRA fue acusada de corrupta, perdió de forma inexplicable elecciones a tal punto de no presentar candidatura presidencia en las elecciones del 2011.
Hasta el 1979 con Haya vivo y manejando su partido, no hubo cabida para corruptos y ambiciosos. El Apra con una generación de dirigentes como: Luis Alberto Sánchez, Ramiro Prialé, cachorro Manuel Seoane Corrales, Carlos Enrique Melgar, Armando Villanueva del Campo; y, una legión de muchos mas; era orgullo para la política peruana y latinoamericana.
El deterioro partidario llega a tal extremo, que esta organización política consciente del mal momento y tratando de esconder la vergüenza, frente a las próximas contiendas electorales, tratan de distraer, presentando candidaturas independientes, dejando de lado los históricos símbolos y cánticos de guerra que otrora eran actos de fe política del pueblo aprista.
Todo este magro tiempo, lleva a que los sectores que son reserva del patrimonio moral del Aprismo, hagan todos los esfuerzos para conectar el mensaje que procure retomar el ejemplar historial, a que se recupere la fraternidad que fue credo entre ellos, que se postule a los cargos públicos a los "compañeros" respondiendo a una verdadera meritocracia. Ese es el reto, hay que re-fundar lo objetivos; los verdaderos apristas tienen la palabra.
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