Autor:
Julio Lira Segura (*)
Es positivo que el nuevo Gobierno haya incluido en el presupuesto del 2012 los programas sociales que prometió en la campaña porque forman parte importante en el esfuerzo para lograr su meta principal: mejorar la inclusión social. Particularmente en el caso de los programas sociales destinados a infantes, niños y adolescentes, porque de esa manera se consolida la base para la formación del capital humano, tan necesario para el crecimiento sostenible.
Pero poco se podrá avanzar en la inclusión si no cambia radicalmente el criterio asistencialista (o de clientela) que ha prevalecido hasta ahora. El ministro de Economía ha anunciado que los programas sociales serán orientados hacia esquemas productivos para que (Juntos, por ejemplo) gradúen a sus beneficiarios y estos puedan acceder a otros esquemas en los que se les dote de capacidades para generar sus propios ingresos. Sería un paso muy importante, pero es necesario fijar plazos tanto para la graduación en cada programa como para que todos los programas sociales ingresen a ese esquema.
También es saludable que el titular del MEF haya remarcado que los programas sociales (focalizados) no se financiarán con los recursos que se obtengan del nuevo gravamen minero (S/. 3,000 millones por año) por ser estos transitorios. Será importante que se especifique el costo total de los nuevos programas, las fuentes de financiamiento y cómo se reestructurarán los 26 programas vigentes, de manera que se eliminen los problemas que arrastran (sobre todo el de la filtración, que llega a 70% en algunos casos, y el de focalización)
Entre el 2005 (S/. 2,400 millones) y el 2010 (cerca de S/. 7,000 millones) los programas sociales focalizados han multiplicado su presupuesto. Si bien hay avances en la disminución de la pobreza monetaria, otros indicadores (satisfacción de necesidades básicas o el Gini, que mide la desigualdad) muestran que no es suficiente aumentar el presupuesto.
De otro lado, la ejecución de los nuevos programas sociales debe hacerse, como asegura el ministro, preservando el equilibrio fiscal (clave para la calificación de riesgo crediticio del país).
Pero poco se podrá avanzar en la inclusión si no cambia radicalmente el criterio asistencialista (o de clientela) que ha prevalecido hasta ahora. El ministro de Economía ha anunciado que los programas sociales serán orientados hacia esquemas productivos para que (Juntos, por ejemplo) gradúen a sus beneficiarios y estos puedan acceder a otros esquemas en los que se les dote de capacidades para generar sus propios ingresos. Sería un paso muy importante, pero es necesario fijar plazos tanto para la graduación en cada programa como para que todos los programas sociales ingresen a ese esquema.
También es saludable que el titular del MEF haya remarcado que los programas sociales (focalizados) no se financiarán con los recursos que se obtengan del nuevo gravamen minero (S/. 3,000 millones por año) por ser estos transitorios. Será importante que se especifique el costo total de los nuevos programas, las fuentes de financiamiento y cómo se reestructurarán los 26 programas vigentes, de manera que se eliminen los problemas que arrastran (sobre todo el de la filtración, que llega a 70% en algunos casos, y el de focalización)
Entre el 2005 (S/. 2,400 millones) y el 2010 (cerca de S/. 7,000 millones) los programas sociales focalizados han multiplicado su presupuesto. Si bien hay avances en la disminución de la pobreza monetaria, otros indicadores (satisfacción de necesidades básicas o el Gini, que mide la desigualdad) muestran que no es suficiente aumentar el presupuesto.
De otro lado, la ejecución de los nuevos programas sociales debe hacerse, como asegura el ministro, preservando el equilibrio fiscal (clave para la calificación de riesgo crediticio del país).
(*) Economista - Periodista
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