LA DELINCUENCIA EN LA TRIBUNA DE LA PATRIA

La referencia, para colmo de males, se observa no en algún poblado específico, disculpen si a alguien le cae el guante, pero sucede en la mayoría de ciudades de nuestro Perú. Para mencionar a la gran Lima, en el desfile militar del 29 de julio pasado, en la Tribuna de la Patria, se ubicaban muchos parlamentarios a quienes el Perú lo ha bautizado como los autores del "Coloquio de la repartija".
Sigue siendo una confusión conceptual cívica del mencionado desfile limeño en honor a los acontecimientos libertarios, ante el cual, debemos memorar con el máximo de los respetos. No debemos confundir el contenido del deber, con trivialidades que el tiempo se encarga de descartar por intrascendentes, y otros, como el desparpajo de vestir a un canino con los sagrados colores de la Patria.
Curiosa la behetría conceptual que tenemos de esta memorable gesta. Ya vamos avanzando en el siglo XXI, pero todavía seguimos sacando arcabuces, caballos, blindajes, uniformes encendidos. Somos un país que pretende demostrar al mundo que es el número uno, marchando no ante el altar de la Patria, desfilamos ante autoridades muchas sin título moral, histórico y, otras con la mitad de una resolución en la mano para desfilarlos por los centros penitenciarios.
Eso mismo ha ocurrido aquí en Talara. Provincia, ciudad, como todos lo sabemos afectada por un penoso desgobierno, la autoridad está en prisión, las autoridades representantes de la Ley y el derecho están permitiendo que un grave proceso de corrupción gobierne esta importante ciudad, reconocida por su importante realidad industrial, como la Capital Petrolera del País.
Para ironía del destino bien se haría en trocar la designación, y en lugar de llamarla Capital Petrolera, no sería menoscabo, denominarle "Capital de la Corrupción". Antes la llamaron la ciudad del crimen perfecto, ahora es la ciudad de la indiferencia, del festín, los carroñeros han sentado aquí sus bases.
Que audacia, que flema se pudo comprobar en el último desfile escolar en esta cosmopolita ciudad de Talara, observar en el Estrado de Honor a muchas autoridades que no aparecen cuando de asumir responsabilidades corresponde. Que audacia ver vestidos de elegantes ternos y corbatas, a muchos del cuerpo de regidores municipales, cómplices de la plaga de corrupción que corroe la moral de la municipalidad de Talara.
Que perplejo se quedó el pueblo verlos sentados en la Tribuna Cívica representativa del valor Patria. Pero esa es la gran realidad, no es de otro mundo saber que la mayoría de pueblos del Perú, se encuentran representados, gobernados por indeseables corruptos. Esta es el gran epílogo histórico que nos ubica en el concierto de las naciones, como una de las últimas en defender la civilidad; nuestra moral está por los suelos.
En las actuales circunstancias la mayoría de los señores regidores de la Municipalidad Provincial de Talara, se encuentran compareciendo en otro desfile convocados por la justicia. Están siendo procesados por un concurso de presuntos delitos: Omisión a la función fiscalizadora, cohecho, asociación ilícita para delinquir, otros. Ellos con su actuación medrosa son co-responsables de la quiebra social de la indicada municipalidad.
Sin embargo, ellos estaban allí en el estrado representando a la Patria, a la libertad, al honor, la dignidad. Todo este acontecer deviene en una pesadilla siniestra, constituye un delito mas de impostar la personalidad del civismo que han pisoteado y por lo cual no merecen el mas mínimo respeto.
La gallarda juventud petrolera que participó de un desfile fraguado, no merece ser sometida a la deformación de la realidad y obligados a desfilar ante azuzadores y violadores de la historia, la ley, y la moral pública.
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