miércoles, 28 de agosto de 2013

El negocio de la ‘verdad’
 
 
Lope de Vega decía que “Si el público es necio, es justo hablarle en necio para darle gusto”. Súmese la sentencia de Pocho Rospigliosi, aquella que pregonaba: “Hay que darle a la gente lo que a la gente le gusta”. En España, el periodismo masivamente velaba por la moral y la ética, incluso después de la dictadura franquista; así, competían con curas y canallas. Hoy, no estamos lejos de esos asertos miserables. Aquello que se llamó el “Cuarto poder” es ahora el poder de cuarta. Hablo de la institución, de la profesión, de los que construyen las agendas mediáticas, de esos que en la mañana nos infectan el desayuno con bazofia y sangre en la televisión.

 
Mario Bunge, el del realismo científico, diferenciaba la oligarquía de la aristocracia, en que la primera era un amasijo de dueños de propiedades y dinero con una dirección política angurrienta, pero con estándares éticos dudosos y legitimación oscura. Los aristócratas, en cambio, eran ciudadanos del gobierno de los mejores, calificados y que procuraban el bienestar de la mayoría. Lástima, el Perú fue siempre la chacra de los oligarcas, hoy cada vez más chichas. Por ello, ante el triunfo democrático de Humala, no aceptan que un peruano que no es de su cogollo y médula, sea presidente, hable de equidad, de impuesto a las sobreganancias y del fin de un país excluyente e inhumano.
 
Por ello utilizan a sus corifeos, caudillos y pregoneros. Por ello utilizan los discursos dirigidos a la submente del de a pie. Por ello le sacan lustre al ingenio de los líderes de opinión para aplicar la táctica del miedo. Perdón, lo de “ingenio” es para que me digan ingenuo. Y exigen al nuevo presidente que explique, que ruegue, que se postre, que enseñe, que demuestre, que llore, que nombre, que se desahueve. Perdón. ¿No es al revés? Acaso ahora, que por primera vez llega un hombre de izquierda al poder, ¿no son ellos los que tienen que revelar qué hicieron con nuestro Perú durante casi 200 años de vida republicana? Entonces, la prensa juega su partido. Patalea y chilla. Digo la prensa de los grupos de poder. Esos badulaques que trabajan de rodillas. Veamos.
 
La deontología en los hombres de prensa es una quimera. Revísese los Principios Rectores del Grupo El Comercio (el Nro. 19): El negocio. http://a.elcomercio.pe/Estaticas/principios-rectores/principiosr_19.html Dice así: Los periodistas del Grupo El Comercio no pueden estar ajenos a los aspectos del negocio que permite que el medio se difunda y que la empresa tenga éxito. Luego señala en el inciso i: “Como señala la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), dentro de las exigencias para que un medio informativo se mantenga independiente está la de ser rentable”. Y ahora lo digo. Recuerdo que corría el 2003 y en el equipo que nos asesoraba Alex Grijelmo, incluimos esta verdad. No me arrepiento. Yo trabajé como periodista en El Comercio. Hice el libro de estilo. No me arrepiento. Un día se dieron cuenta que era libre. Por eso me botaron.

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