jueves, 8 de agosto de 2013

PALABRA DEL DIRECTOR


LA VISITA DEL PRESIDENTE OLLANTA HUMALA A TALARA
 
Es una antigua promesa que le va saliendo cayos. Tanto para pobres como a pueblos desposeídos, olvidados y ajenos a la inclusión social, el Comandante Ollanta Humala, en el momento que lo peruanos debimos decidir por la elección de un presidente, se convirtió en la carta de esperanza. fue un sueño, una fantasía vivida, donde todos creímos tener el gusto de ver en acción a un opción de auténtica izquierda.

Es que el ruido de los tambores, el anuncio en primera instancia del programa en el GRAN CAMBIO SOCIAL, emocionaron tanto, que llegamos a pensar que estaba por llegar la hora de poner las cosas en su sitio en el Perú. Muy especialmente pusimos bien puestos los oídos, cuando aseguraba por la recuperación de la riqueza hipotecada y en manos de ajenos. Cuando vino muy cerca a TALARA, aseguró la recuperación del petróleo, la revisión de lesivos contratos petroleros, eliminación del enganche, la explotación, etc, etc y etc.

Al ganar las elecciones y juramentar el cargo de Presidente del PERÚ el 28 de julio del 2011, el pueblo petrolero de Talara, creyó que al próximo 9 de octubre -DÍA DE LA DIGNIDAD- del mismo año 2013, Humala Tasso, un soldado, nuevo paladín de la izquierda peruana, vendría a Talara y, al estilo del General Juan Velasco Alvarado, dictaría medidas restableciendo el control y soberanía del Perú sobre el PETRÓLEO.

Para desgracia, ese gran célebre capítulo que pudo escribirse en la Historia del Perú, no llegó y, Talara se quedó con los crespos hechos. Se otorgó el derecho de un gobierno a tomar y decidir las cosas con mayor calma, decidir con mayor estudio y responsabilidad. Habría un replanteamiento, una mejor determinación muy por encima de una medida corto-placista que podría traer consigo la vulnerable afectación a la inversión privada?; esa fue la prerrogativa otorgada.

Este último 28 de julio 2013, se cumplieron 720 días para un pueblo que sigue esperando, mientras tanto, aquí el enganche se cimentó, la zona petrolera continúo empobreciéndose, se produce todo el efecto contrario de las promesas que la privatización de la Industria Petrolera, traería desarrollo, prosperidad, mejor inversión; fundamentalmente, bienestar para las poblaciones a quienes se les obliga a estar quietas mientras se explota su riqueza.

Cuando el Presidente Ollanta Humala asumió la Administración Nacional, encontró vigente dos grandes leyes: Resarcimiento de Petróleos del Perú-Ley 28840 con su valor agregado:"Recuperación de Lotes Petroleros"; y el Proyecto Modernización Refinería Talara-PMRT, que ya tenía 4 años de estudios y consultorías a organismos internacionales. Hoy en día, el presidente esperanza de los grandes cambios y reivindicaciones, sigue deshojando margaritas, siendo lo peor, que se corre el riesgo que la mencionada Ley 28840 quede votada en el camino.

Surgió el alboroto que el Comandante Ollanta venía a Talara en el mes de Julio del presente año a poner la primera piedra del proceso de: PMRT. (Anuncio efectuado por el Presidente Regional Javier Atkins). Luego se rectificó la fecha y aprovechando el anunció hueco del Mensaje Presidencial del 28 de Julio, se volvió afirmar que el PMRT. se iniciaba con el PROCESO DE DESULFURIZACIÓN y, luego ahora si, Talara tendría la felicidad de ver la cara del Presidente.

Todo lo dicho es una gran felonía, el Presidente no vendrá a Talara, PRIMERO: porque sencillamente su gobierno no tiene la intención de contradecir al gran capital y prefiere que la cosas sigan igual por diez años mas; SEGUNDO, la situación social que atraviesa Talara, una provincia olvidada, afectada por un elevado proceso de corrupción, desoída en los poderes públicos: Legislativo, Judicial, Jurado Nacional de Elecciones. Este último organismo, que ha sesgado su administración, protegiendo el delito y al delincuentes, antes que la legalidad.

Por esa razón muy valedera, el Presidente no pisará tierra petrolera, salvo que como verdadero Comandante del Ejército Peruano, venga con la espada de Damocles en alto decidido a destituir y descabezar la corrupción instalada, que no solo menoscaba su administración, también por supuesto, afecta la imagen del Perú.  
 

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