miércoles, 14 de agosto de 2013

O P I N I Ó N

LA UNIÓN INDOAMERICANA
 

Voy a abocarme a una serie de lugares comunes históricos en defensa de la unidad continental. No están los políticos actuales a la altura de ese postulado. En el Perú, viejo territorio del incaico estado imperial, se habla sotto voce de reforma constitucional, de asamblea constituyente. Mas nadie sostiene que esa asamblea debe postular la existencia de varios países al sur de Río Grande en un solo Estado. ¿Utópico? Sí. Pero, la utopía de hoy es la verdad de mañana. Por eso, la asamblea constituyente, aún nonata, debe sentar los cimientos de ese sueño que compartieron San Martín y Bolívar.
 
Si esto no está en la mente de los constituyentes futuros, mejor sería no hacer la asamblea. San Martín a bordo del “Macedonia”, arribó a Guayaquil en julio de 1822, para conferenciar con Bolívar. Este le envió una carta de bienvenida con el siguiente texto unionista: “yo me siento –decía– extraordinariamente agitado del deseo de realizar una entrevista que pueda contribuir al bien de la América meridional y que lleve al colmo… mis ansias de estrechar, con los vínculos de una amistad íntima, al Padre, al Protector de Chile y del Perú”. San Martín llegó al Guayas y se enteró allí que el libertador venezolano, se había apoderado, de facto, para su patria, de ese puerto, de jurisdicción peruana virreinal, secular. Tuvieron dos audiencias; una primera de dos horas y otra de cinco. No puede calificarse de improvisada la reunión ni de sorpresiva.
 
Ya desde 1818 los triunfos sanmartinianos estimularon el ánimo bolivariano de abrazarse. El pensamiento de don Simón fue siempre crear una república colombiana anexando las jurisdicciones ecuatoriana y venezolana. San Martín llegó al extremo de ofrecerse a servir militarmente bajo las órdenes de Bolívar. San Martín, al renunciar al Protectorado, en sus fueros íntimos, quería forjar esa unión continental a la que aludió en infinitas cartas desde su autoexilio europeo. En una “Memoria” de Bolívar se confiesa los verdaderos designios unionistas de San Martín (contrarios a los de Bolívar, que nos privó de Guayaquil y del Alto Perú). Entre los párrafos de la Memoria bolivariana, se revela algo de lo tratado: “Aquello que más interesa a San Martín y cuyo cumplimiento desea con más vehemencia, es la Federación entre Perú y Colombia”.
 
 No se logró. Somos un mosaico de republiquetas. A nuestros políticos, solo les interesan las urnas para ser concejales. Por eso, al comenzar el tercer año de este régimen constitucionalmente fujimorista, empeñémonos en ser precursores jurídicos de la unión continental. Los pueblos liberados por San Martín y Bolívar deben ser uno solo. Lograr en el siglo XXI lo que debió hacerse en el siglo XIX. Vayamos a reconstruir inverosímilmente los territorios de los virreinatos del Perú, Buenos Aires, la Capitanía General de Chile, la Audiencia de Charcas, la de Bogotá con Panamá, incluso. Los hombres de la emancipación no fueron chauvinistas, sino, independentistas, sin embargo, se impuso el divisionismo, la multicefalía.

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