jueves, 6 de marzo de 2014

UN GOBIERNO ASALARIADO.
 
Augusto Álvarez RodrichLa improvisación y el desorden con que el gobierno ha manejado los anuncios de sus decisiones (y no decisiones) sobre remuneraciones, va a significarle –con toda razón– un nuevo bajón en su popularidad.

Todo empezó con el anuncio de la duplicación de sueldos de la alta burocracia del gobierno, empezando con el incremento a 30 mil soles mensuales para los ministros.

Dicho anuncio, sin embargo, hecho en una tarde de sábado de verano –lo más parecido a entre gallos y medianoche–, careció de una sustentación a la opinión pública dentro de una estrategia de comunicación indispensable, tal como nos lo reconoció el entonces todavía premier César Villanueva –junto a los ministros de Economía y Justicia– a un grupo de periodistas que fuimos convocados para, cuando la tormenta ya se había desatado, recibir una explicación tipo control de daños.

Esta decisión –defendida en esta columna por su impacto positivo en la calidad de las políticas públicas, algo crucial para el ciudadano– requería un esfuerzo de comunicación que llegó, a media caña, cuando la pradera ya se estaba incendiando.

Mientras aún se veían las llamas, llegó el debate público entre el propio gobierno sobre el alza de la remuneración mínima vital (RMV), el cual fue peor manejado que el de los sueldos de los ministros.
Para empezar, porque se convirtió en el chivo expiatorio de la caída de un gabinete que pudo terminar con más elegancia para no producirle tanto daño a la imagen del gobierno pero, principalmente, a la de la primera dama Nadine Heredia y del presidente Ollanta Humala,  proyectándolos, respectivamente, con un poder omnímodo y menoscabado.

Es una imagen que debe ser una caricatura pero que, al expandirse en la opinión pública, termina dañando severamente al gobierno.

El incremento de la RMV es un tema controversial, con posiciones a favor y en contra que son interesantes, como se ve en estos días en el debate en marcha entre economistas.

Sin embargo, continúa el sainete de la RMV entre los miembros del gobierno, con declaraciones del presidente y la primera dama señalando que “no está en agenda”, la vicepresidenta Marisol Espinoza contradiciéndolos al decir que “sí está en agenda”, y el nuevo premier René Cornejo cambiando su posición.

¿Qué le costaba al gobierno responder que el alza de la RMV, como lo establece la ley, primero debe debatirse en el Consejo Nacional del Trabajo, el cual le traslada su recomendación al Consejo de Ministros?

Porque, por más razones técnicas que hay para no afectar a la pequeña empresa y al empleo que esta genera, decir que el alza de la RMV “no está en agenda” no se ve bien tras doblarles el sueldo a los ministros.

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