PALABRA EDITORIAL

LA MANCOMUNIDAD DEBE ANEXAR LOBITOS A TALARA?

Hacer replanteamientos territoriales dentro del ámbito geo-político nacional, en muchos casos, hasta resultan necesarios e impostergables buscando verdadero desarrollo.  No se debe ignorar que la demarcación política-geográfica en el Perú, hasta resultado un obstáculo y deviene en obsoleta, lo cual impone una actualización que con toda seguridad, la blindará de agilidad, para llegar mas pronto a niveles de prosperidad con desarrollo.

Esto que estamos apreciando -que no es nuevo- está reflejado en el proceso de Regionalización-Descentralización, que se mantiene como un imperativo de Estado;  proceso, aunque se encuentre paralizado, sin mayor avance, es una exigencia.  Pero allí están las regiones, para mala suerte revirtiendo nuevos centralismos.  Como se dice, el gran Centralismo limeño se trasladó al interior del País.

Inclusive por defecto y falta de resultados, se menciona la necesidad de ir sobre la constitución de Macro -Regiones que integren en su mayor magnitud las potencialidades, reflejando equilibrios sociales.  Tanto estudios como realidades tienen toda la razón.  El Perú está perdiendo; pueblos y regiones también por no tener incorporadas las ligazones históricas, sociales, políticas, productivas, que hagan mas factible y rápido los resultados.

Importante es ubicar conceptos, doctrinas favorables, mecanismos, dentro de los procesos y contenidos de Mancomunidad.  Por ejemplo se admite que distritos que tengan menos del volumen mínimo de población, deben ser reagrupados dentro de la geometría provincial.  Se agrega, términos de distancias menores entre aquellos distritos y la capital madre de una Provincia.  Estas exigentes apreciaciones calzan perfecto en las conveniencias históricas para Anexar el Distrito de Lobitos, en el quehacer político del Talara.

Pero, todavía existe una razón o argumento mayor para justificar esta decisión.  El Distrito de Lobitos no registra una población electoral que supere los 1000 habitantes, ello, significa que su administración política resulta onerosa para el Estado.  Gasto de administración política, instituciones públicas, instituciones armadas, autoridades políticas, costo-inversión de mantenimiento como distrito municipal. Este distrito absurdamente tiene una seguridad ciudadana constituida por un cuerpo de serenazgo con 300 hombres. Es decir un Sereno por cada 3 habitantes (¿...?)

Y, lo cierto que hasta el momento -así como lo explicamos- constituye un señor riesgo.  Por la constitución de un distrito de poca densidad poblacional, Lobitos recepciona un promedio percápita anual de DIEZ MILLONES DE SOLES por concepto de Canon Petrolero; cantidad demasiada elevada, si verificamos el monto de exigencias sociales de un Distrito territorialmente pequeño y, como se puede comprobar no llega a los mil habitantes.  En toda la amplitud de una gestión de administración municipal, ese distrito recibe actualmente un promedio de 30 millones de soles por cada período de un alcalde, y al final, solo queda preguntar, ¿dónde estas las obras e inversines?.

En todas las formas y tonos, para cualquier alcalde, la cifra aportada constituye un gran atractivo.  La exigencia social-política es estrecha, mientras que los dineros son abundantes; peor aún, se desconoce el rastro de inversiones y utilidades. 30 millones de soles para un Distrito como el mencionado es cifra demasiada  irracional, riesgosa, atrayente, inquietante.  Indiscutiblemente que ellas, se vuelven una tentación con el agravante que difícilmente los organismos de control del Estado, como la Contraloría, tengan tiempo para examinar el gasto.

Por las razones invocadas, mas provechoso resultaría que invocando una de las variedades y propuestas de la doctrina de Mancomunidad, Lobitos, se integre a Talara, sus dineros serían sometidos a mejor inversión y control.  Fundamentalmente, un gobierno de municipalidad provincial con mayores y mejores criterios técnicos, aplicarían las políticas mas convenientes en beneficio del objetivo provincial. Sería aplicar mancomunidad de primer orden con resultados importantes.  Ahí, queda la idea.