Un indulto inviable
El pretendido indulto humanitario que los hijos del exgobernante condenado pedirán al Presidente de la República ha encontrado severas objeciones médicas y legales, a la luz de las precisiones sólidas sobre el verdadero estado de salud del reo y la pertinencia del perdón.
Por más que los interesados y sus cómplices tratan de magnificar los problemas de salud del preso, los informes médicos indican que no tiene Cáncer, que lo tuvo, que puede volver a sufrirlo. O, en todo caso, tiene un Cáncer en fase 1 o leve.
Es decir que no padece enfermedad terminal alguna, uno de los requisitos exigidos por la normatividad legal vigente, para que califique para el indulto.
Otro requisito alternativo, que la prisión impida atenderlo y ello implique riesgo para su vida, tampoco se cumple, porque los periodistas y la ciudadanía ya han perdido la cuenta de las veces que el condenado de la Dinoes ha sido trasladado en ambulancia a centros médicos.
En la cómoda cárcel que ocupa con exclusividad es visitado por médicos cada vez que lo necesita y hasta tiene enfermera cuando así lo requiere.
Varios destacados juristas que saben del asunto han advertido que un indulto sin que atienda los requisitos de la ley peruana y que por tanto signifique impunidad, va a dar pie al rechazo de la Corte Interamericana de derechos humanos, y que son al menos extraños, ligeros o excesivamente optimistas quienes creen que en ese frente no habrá problemas.
Hay que anotar que los promotores del indulto, que alegan como varita mágica el carácter humanitario y no político del perdón que pretenden, cuando son confrontados con los impedimentos reseñados, apelan a la letanía de que el preso merece un trato especial porque fue presidente y por los méritos que supuestamente tuvo como gobernante.
Confiesan así que la decisión tendrá un fuerte componente político, afán en el que uno de sus hijos ha llegado al extremo de sugerir que el jefe del Estado, por haber dicho que en vez de especular deberían tomar una decisión y pedir el indulto, estaría obligado a concederlo.
Son ya muchas las voces, inclusive insospechables de antagonismo al Fujimorismo, las que están advirtiendo al mandatario que su compromiso fundamental es con la legalidad, con la justicia y con la democracia, a las que debe defender y hacer respetar.
Es decir que no padece enfermedad terminal alguna, uno de los requisitos exigidos por la normatividad legal vigente, para que califique para el indulto.
Otro requisito alternativo, que la prisión impida atenderlo y ello implique riesgo para su vida, tampoco se cumple, porque los periodistas y la ciudadanía ya han perdido la cuenta de las veces que el condenado de la Dinoes ha sido trasladado en ambulancia a centros médicos.
En la cómoda cárcel que ocupa con exclusividad es visitado por médicos cada vez que lo necesita y hasta tiene enfermera cuando así lo requiere.
Varios destacados juristas que saben del asunto han advertido que un indulto sin que atienda los requisitos de la ley peruana y que por tanto signifique impunidad, va a dar pie al rechazo de la Corte Interamericana de derechos humanos, y que son al menos extraños, ligeros o excesivamente optimistas quienes creen que en ese frente no habrá problemas.
Hay que anotar que los promotores del indulto, que alegan como varita mágica el carácter humanitario y no político del perdón que pretenden, cuando son confrontados con los impedimentos reseñados, apelan a la letanía de que el preso merece un trato especial porque fue presidente y por los méritos que supuestamente tuvo como gobernante.
Confiesan así que la decisión tendrá un fuerte componente político, afán en el que uno de sus hijos ha llegado al extremo de sugerir que el jefe del Estado, por haber dicho que en vez de especular deberían tomar una decisión y pedir el indulto, estaría obligado a concederlo.
Son ya muchas las voces, inclusive insospechables de antagonismo al Fujimorismo, las que están advirtiendo al mandatario que su compromiso fundamental es con la legalidad, con la justicia y con la democracia, a las que debe defender y hacer respetar.
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