lunes, 29 de octubre de 2012

N A C I O N A L

 
Ese “Rubicón” no es de Susana 
 
En la noche del 11 de enero del año 49 aC, Julio César tomó la histórica decisión de cruzar el río Rubicón, sabiendo que al hacerlo no había marcha atrás. Julio César dió la orden pronunciando en latín la frase “alea iacta est” o “la suerte está echada”. De este evento proviene la frase “cruzar el Rubicón”, que expresa el hecho de lanzarse irrevocablemente a una empresa de arriesgadas consecuencias.
 
La decisión de trasladar el mercado mayorista de La Parada hacia las nuevas y amplias instalaciones de Santa Anita es fundamental para la ciudad de Lima. Es indispensable cambiar esta herencia de corrupción, delincuencia y mafias.
 
El operativo del jueves último pudo ser distinto. Se pudo hacer a otra hora, otro día, con más hombres, mejor equipados y con más inteligencia –se hubiera evitado seguramente muertes y tanto herido– pero tenemos que hacerlo; La Parada tiene que salir de allí de todas maneras. Por eso sorprende que el interés de ciertos grupos confunda las cosas. Por un lado estuvieron declarando, estoy seguro sin ver lo que realmente estaba ocurriendo, congresistas que le echaban la culpa a la policía que era masacrada y que se esforzaron hasta meterse en plena trifulca para ganarse una foto “histórica” . Por otro están las mafias internas que han decidido que este mercado les pertenece y viven del ilegal subarriendo de espacios protegidos por cientos de delincuentes que se disfrazan de estibadores. Finalmente están los políticos cuyo interés es claro y que lejos de querer una solución buscan el descrédito de la Municipalidad, porque la alcaldesa es su rival.
 
Yo no comparto las ideas políticas de Susana Villarán, mucho menos las de los grupos extremistas que la acompañan y que enarbolan las banderas de los derechos humanos, muchas veces, de forma irresponsable y vergonzosa, pero en este tema como en la reforma del transporte tenemos que apoyarla –porque es un tema casi estructural de la capital– más allá de una persona o un liderazgo. La Parada no puede seguir siendo un ghetto, tierra de nadie o propiedad de la barbarie. Allí tienen que construirse parques deportivos, edificios multifamiliares o hasta hoteles de 5 estrellas.
 
Sería imposible creer que algún grupo político esté interesado en que este cambio no se lleve a cabo por celos políticos infantiles. Sería una barbaridad si algún rival financió el desmadre delincuencial del jueves último. La Parada tiene que salir de allí y Susana Villarán tiene que hacerlo porque ese “Rubicón” no es de ella; es de todos nosotros.

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