lunes, 8 de octubre de 2012

E D I T O R I A L



MIGUEL GRAU Y SEMINARIO
 

A quienes golpea e incómoda toparse en la historia, y principalmente con la Guerra del Pacífico, es a los propios chilenos. Lejos de sentir la vanagloria por supuestamente haber ganado una guerra y haberse acreditado ante el mundo como ilegítimos invasores del territorio Peruano; son los propios chilenos que evidenciaron su barbarie, su agresión y cultura ambiciosa que no podrán disimilar ante el mundo.


Al margen del saqueo y toda la barbarie registrada cometida en aquella infausta guerra; el país del sur peruano vivirá eternamente hincado por reconocer que los resultados nunca podrán saborearlos como una gran victoria, el sabor que produce la misma, es que tuvo la dimensión de un triunfo pírrico.
 

La explicación a esta interpretación deviene del hecho histórico que los chilenos pudieron haber vencido y capturado al glorioso HUASCAR, lo que nunca podrán interpretar y permitirles dormir en paz, es que la generosidad, el ejemplo, la audacia de Grau, la justicia y las leyes de las guerra, son juzgados como valores de ubérrima superioridad..


De tal modo, que en su verdadera concepción moral, histórica.. GRAU, dio una lección que traspasa los anales. Cuando en la posteridad, la Guerra del Pacífico se someta al análisis verdadero de la humanidad, se tendrá que admitir que la grandeza de Grau y del Huáscar fueron inmensamente superiores a los 9 barcos a los que se tuvo que recurrir militarmente, para detener el avance vigoroso del barquito peruano que los mantenía en jaque.


Y no es solamente la historia que han escrito los chilenos quienes lo reconocen, han sido las propias cartas de la viuda del Comandante Chileno Arturo Pratt, quien admite, exalta, eleva hasta los cielos la grandeza, el prodigio, el coraje, la caballerosidad de MIGUEL GRAU Y SEMINARIO.


Los historiadores chilenos ya quisieran cortar, no seguir refiriendo en la historia, que se obligaron en recurrir a 9 poderosos barcos para poder vencer. Es una dolorosa espina, un tronco que llevan metido en la consciencia que tuvieron que medir la fuerza con el arrojo, la brutalidad contra la sagacidad, la vergüenza de no poder vencerle contra la virilidad de nuestro insigne Héroe.


GRAU, se paseó orgulloso en sus incursiones por los puertos chilenos. Su estrategia, su arrojo lo enaltece. Así lo detallan los libros más célebres de la Guerra Mundial, donde después de esa experiencia, el nombre que ha quedado inscrito por el honor ha sido el del "Caballero de los Mares"; mientras que ningún nombre chileno aparece recogido en la inmortalidad de los que dieron lección de nobleza. ”La agresión, no puede ser considerada como un gesto meritorio que deleite a la humanidad".

 
Por esa razón, la auténtica historia de la justicia y de la verdadera interpretación; en cada año que transcurra, el nombre de Miguel Grau se profundiza, se ennoblece. Cuando las nuevas generaciones quieran sublimarse y aprender del ejemplo, leerán a Grau y Seminario. Los pueblos del mundo vivirán de su recuerdo que será inmortalidad, Grau es cultura de la Guerra, GRAU ES PERUANO .

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